28/2/08

EL MÉTODO SILVA DE CONTROL MENTAL - "JOSÉ SILVA" (PARTE 1)



INTRODUCCIÓN

Está usted a punto de emprender una de las aventuras que más puede trasformar su vida. Cada uno de los resultados que alcance modificará el punto de vista que usted tenía res­pecto de si mismo y del mundo en el que nació. Junto con sus nuevos poderes vendrá una responsabilidad de cómo usar­los "para la superación de la humanidad"... una frase de Con­trol mental. No los puede emplear de otra manera, como se verá más adelante.
El proyectista urbano de una ciudad del oeste de Estados Unidos cerró la puerta de su oficina, dejando a su secretaria sola y preocupada en su escritorio. Se habían extraviado los planos para un centro comercial propuesto, y estaba concer­tada una reunión decisiva con los funcionarios de la ciudad para los últimos días de esa misma semana. Por menos que esto se han perdido contratos, pero el proyectista parecía casi imperturbable ante lo que habría llevado a otros jefes a una tormenta contra la secretaria.
Él se sentó ante su escritorio. Al cabo de un momento se cerraron sus ojos y se quedó quieto y silencioso. Cualquiera hubiera pensado que se estaba sosegando para hacerle frente al desastre.
Transcurridos diez minutos abrió los ojos, se levantó con lentitud, y salió hacia donde se encontraba su secretaria.
—Creo que los he encontrado —le dijo con tranquilidad—.
Vamos a revisar mi cuenta de gastos del jueves pasado, cuando me encontraba en Hartford. ¿En qué restaurante cené?
Habló por teléfono al restaurante. Los planos estaban allí.
El proyectista urbano había recibido entrenamiento en el Método de Control Mental Silva, para despertar lo que para la mayor parte de nosotros son talentos desaprovechados de la mente. Una de las cosas que aprendió fue a recuperar recuer­dos que han sido escondidos en donde la mente sin entrena­miento no es capaz de encontrarlos. Estos talentos despertados están haciendo cosas sorprendentes para más de un millón de hombres y mujeres que han asistido al curso.
¿Qué fue exactamente lo que el proyectista urbano estaba haciendo cuando se sentó tranquilamente durante diez minutos? El siguiente informe de otro graduado de Control Mental nos proporciona un indicio:
—Tuve una experiencia increíble ayer en las Bermudas. Contaba con dos horas para abordar el avión que me llevaría de regreso a Nueva York y no podía encontrar mi boleto de avión por ninguna parte. Durante más de una hora tres de nos­otros registramos el departamento en el que me había hospeda­do. Buscamos debajo de las asombras, detrás del refrigerador... en todos lados. Incluso desempaqué y empaqué mi maleta tres veces, pero no apareció el boleto. Finalmente decidí buscar un rincón tranquilo y ponerme a nivel. Tan pronto como me encontré a nivel logré "ver" mi boleto de avión tan claramente como si realmente lo tuviera ante mi. Se encontraba (según mi vista a "nivel") en el fondo de un armario, metido entre algu­nos libros; apenas si se veía. ¡Me apresuré al armario y ahí estaba el boleto, justamente como me lo había imaginado!
Para aquellos que no han recibido entrenamiento en Con­trol Mental, esto parece increíble, pero cuando usted llegue a los capítulos escritos por José Silva, el fundador de Control Mental, descubrirá la existencia de poderes todavía más sor­prendentes en su mente. Acaso el más sorprendente sea la faci­lidad y la rapidez con la que usted es capaz de aprender.
El señor Silva ha dedicado la mayor parte de su vida adulta a la investigación de lo que nuestra mente es capaz de hacer mediante el entrenamiento. El resultado es un curso con una duración de 40 a 48 horas, que puede entrenar a cualquier persona para que recuerde lo que parece estar en el olvido, para controlar el dolor, para acelerar la curación, para aban­donar hábitos indeseables, para estimular la intuición con el objeto de que el sexto sentido se convierta en una parte crea­tiva, para la resolución de los problemas en su vida cotidiana. Con todo esto sobrevienen una jubilosa paz interior y un tran­quilo optimismo basado en las pruebas directas de que tenemos un control sobre nuestra vida, mayor de lo que jamás hemos imaginado.
Ahora, por vez primera mediante la palabra impresa, puede usted aprender a poner en práctica una gran parte de lo que se imparte en el curso.
El señor Silva ha adaptado libremente conceptos de las en­señanzas orientales y occidentales, pero el resultado final es esencialmente norteamericano. Este curso, al igual que su fun­dador, es totalmente práctico. Todo lo que él enseña está dise­ñado para ayudarlo a usted a vivir con mayor felicidad y efi­cacia, de inmediato.
Conforme usted pase de un ejercicio a otro en los capí­tulos escritos por el señor Silva, logrará éxito tras de otro y fortalecerá su confianza en si mismo hasta tal punto que estará preparado para obtener resultados que, si no está familiarizado con Control Mental, en este momento le parecerán imposibles. Pero existe comprobación científica de que su mente es capaz de realizar milagros. Además de ello, contamos con los éxitos alcanzados por más de un millón de personas cuyas vidas ha modificado Control Mental.
Imagine poder usar su mente para mejorar su vista.
—Mientras tomaba mi primer curso en Control Mental Silva empecé a percatarme de que mis ojos estaban cambian­do... parecían más fuertes. Había usado anteojos durante diez años en mi niñez (hasta que me gradué), y después volví a empezar a usarlos cuando tenía treinta y ocho años de edad. Siempre se me decía que mi ojo izquierdo era tres veces más débil que el derecho.
"Mis primeros anteojos, en 1945, eran para leer, pero en 1948 y 1949 empecé a usar bifocales, y la graduación siempre iba en aumento. Después del curso descubrí que, aunque no podía leer sin anteojos, mis ojos estaban decididamente más fuertes. Como estaban cambiando con tanta rapidez esperé tanto como me fue posible antes de hacer que me los exami­naran. Incluso volví a usar unos anteojos que tenía desde ha­cía veinte años.
"Cuando el optometrista examinó mis ojos, estuvo de acuer­do en que el viejo par de anteojos me serviría mucho mejor hasta que estuvieran listos los nuevos anteojos".
Esto le puede parecer inexplicable ahora, pero cuando usted lea el capítulo 10 verá exactamente la manera en la que los graduados ponen a su mente a cargo de su cuerpo para acelerar la curación natural. Las técnicas son sorprendentemente senci­llas, como lo apreciará usted en la carta que a continuación reproducimos, escrita por una mujer que perdió 13 kilos ex­cesivos en cuatro meses:
"Primero visualicé un marco oscuro y vi una mesa colmada de helados, pasteles, etcétera... todas las cosas que yo sabía que aumentaban los kilos. Dibujé una enorme cruz roja sobre la mesa y me observé a mí misma en un espejo que me hacia verme obesa en extremo (del tipo de los que hay en las casas de los espejos de los parques de diversiones). Después visualicé una escena rodeada de una luz dorada: una mesa sobre la cual descansaban todos los alimentos ricos en proteí­nas... atún, huevos, carne magra. Coloqué una enorme marca dorada sobre esta escena y me vi en un espejo en el que lucía muy alta y esbelta. Mentalmente me dije a mí misma que ape­tecía únicamente los alimentos de la mesa colmada de proteí­nas. También escuchaba que todos mis amigos me decían que me veía fantástica, y vi que todo esto sucedía en una fecha específica (este es el paso de mayor importancia, porque me fijé a mí misma una meta). ¡Y lo logré! He sido una fanática de las dietas, y me doy cuenta de que este es el único método que ha dado resultado".
Esto es Control Mental: entrar a un nivel meditativo pro­fundo, en el que pueda entrenar su propia mente para que se haga cargo, por medio de su propio lenguaje de imágenes re­forzadas con palabras, y alcanzar resultados que se vuelven cada vez más sorprendentes. Tal parece que no hay límites para la persona que continúa esta práctica.
Ya podrá usted apreciar que este no es un libro ordinario. Mediante pasos sencillos lo llevará primero a la meditación, y después a las diversas maneras en las que puede usar la me­ditación hasta que, cuando llegue al paso final, podrá hacer en forma rutinaria lo que la mayor parte de la gente cree firmemente que es imposible.
Este es un libro dentro de un libro. El libro exterior (los capítulos 1 y 2 y del 17 al 20), por Philip Miele, describe el crecimiento casi explosivo de Control Mental y la forma en la que ha aportado beneficios para muchos miles de graduados. En el libro anterior, el señor Silva comparte con usted un gran número de las técnicas impartidas en las clases de Control Mental. Como estas clases son experiencias de grupo dirigidas por conferencistas capacitados, sus resultados son más acele­rados y más espectaculares que los que usted alcanzará traba­jando solo. Empero, si sigue las instrucciones del señor Silva con cuidado y practica los ejercicios, es casi seguro que los resul­tados trasformarán su vida para bien... no con la misma rapi­dez, pero sí con la misma certeza.
Existe una manera especial para leer este libro: primero léalo como leería cualquier otro libro, del principio al final. Pero durante esta primera lectura, no empiece a practicar nin­guno de los ejercicios. Después vuelva a leer del capítulo 3 al 14 para formarse una imagen aún más clara y completa de los caminos que está a punto de recorrer. Después lea el capí­tulo 3 y practique los ejercicios que contiene, y únicamente esos ejercicios, a lo largo de unas cuantas semanas. Cuando sienta que está preparado, proceda al capítulo 4, haga lo mis­mo, y así sucesivamente.
Cuando llegue al capítulo 14 ya será un experto en una gran parte de lo que los graduados de Control Mental han aprendido. Para enriquecer su experiencia todavía más, puede ser que usted desee integrar un grupo reducido de amistades que hayan practicado los mismos ejercicios. El capitulo 13 le dice cómo llevar esto a cabo.

1. USE MÁS DE SU MENTE EN FORMAS ESPECIALES

Imagine que establece contacto directo y efectivo con una inteligencia superior y omnipenetrante y que se entera, en un momento de alborozo espiritual, que ella está de su parte. Asimismo, imagine que estableció este contacto en forma tan sencilla que para el resto de su vida no necesitará volverse a sentir desamparado y alejado de algo que siempre sospechó que existía, pero que nunca había podido alcanzar de lleno: una benéfica sabiduría, un destello de discernimiento cuando lo necesite, la sensación de una presencia amorosa y poderosa. ¿Cómo se sentiría?
Sería una experiencia culminante que no resultaría dema­siado diferente (acaso no difiera en absoluto) del sobrecogi­miento espiritual.
Esto es lo que se siente después de cuatro días de recibir el entrenamiento de Control Mental Silva. Hasta el momento lo saben más de un millón de personas que han pasado por ello. Y conforme se familiarizan cada vez más con el uso de los métodos que producen esta sensación, se acostumbran al uso tranquilo y confiado de nuevos poderes y energías, y viven una vida más plena, más sana, más libre de problemas.
A continuación José Silva explicará algunos de estos méto­dos con el objeto de que usted mismo pueda empezar a valerse de ellos. Primero vamos a imaginar que asistimos al inicio de una clase de Control Mental para ver qué es lo que sucede en ella.
Para empezar, hay una conferencia preliminar con una du­ración de una hora y veinte minutos aproximadamente. El conferencista define el Control Mental y da un bosquejo de las dos décadas de investigaciones que llevaron a su formu­lación. Después, en forma breve, describe las maneras en las que los alumnos serán capaces de aplicar lo que aprendan para mejorar la salud, resolver problemas cotidianos, aprender con mayor facilidad e intensificar la conciencia espiritual. A continuación viene un descanso de veinte minutos.
Los alumnos se familiarizan unos con otros mientras toman café. Provienen de ambientes variados en extremo. Médicos, secretarias, maestros, empleados, amas de casa, estudiantes de secundaria y profesional, psiquiatras, dirigentes religiosos, in­dividuos jubilados... esta sería una mezcla típica.

Después del descanso hay otra sesión de una hora y veinte minutos de duración, que se inicia con algunas preguntas y respuestas, y después vamos al grano con el primer ejercicio de entrenamiento, mismo que conduce a un nivel meditativo de la mente. El conferencista explica que este es un estado de pro­funda relajación, más profunda que en el sueño mismo, pero presidida por una clase especial de conciencia. De hecho, se trata de un estado alterado de conciencia que se practica gene­ralmente en todas las disciplinas de meditación y en la oración profunda.
No se emplean drogas ni máquinas de retroalimentación biológica. Los conferencistas de Control Mental hablan de la entrada a este estado como "entrar a nivel", o en ocasiones "entrar a Alfa". En un ejercicio de treinta minutos de duración llevan al alumno a ese nivel con delicadeza, proporcionándole instrucciones en lenguaje sencillo. De hecho, todo lo que com­pone Control Mental se expresa en lenguaje sencillo: no hay jerga científica ni palabras del Lejano Oriente.
Es posible que varios de los alumnos ya hayan aprendido a meditar antes de venir a clase; algunos de ellos han seguido métodos que se aprenden al cabo de varias semanas, y otros han aprendido disciplinas que requieren de un determinado esfuerzo. Ellos se muestran sorprendidos ante la sencillez de un ejercicio que se lleva tan solo treinta minutos.
Una de las primeras fases que los alumnos escuchan es: "Están aprendiendo a usar más de su mente y a usarla en una forma especial".
Esta es una oración sencilla que ellos escuchan e incorpo­ran desde el principio. El significado cabal que tiene es nada menos que asombroso. Todo mundo, sin excepción alguna, posee una mente que se puede entrenar con facilidad para ejercitar poderes que los principiantes dudan abiertamente que poseen. No es sino hasta que en realidad experimentan estos poderes que llegan a convencerse.
Otra cosa que se les dice a los alumnos es: "Proyéctense mentalmente a su sitio ideal de relajación". Este es un ejerci­cio agradable, tranquilizante, y tan notablemente vivido, que fortalece la imaginación y conduce a una relajación más pro­funda.
Unas palabras acerca de la meditación: en el lenguaje co­mún esto significa pensar en las cosas. Si usted deja a un lado este libro por un momento y piensa en lo que va a cenar el día de mañana, está meditando.
Pero en las distintas disciplinas meditativas la palabra ad­quiere un significado más específico, y se refiere a un nivel especial de la mente. En algunas disciplinas, el alcanzar este nivel constituye un fin en sí mismo; despejar a la mente de todo pensamiento consciente. Esto produce una agradable tranqui­lidad y contribuye en gran medida a aliviar y prevenir enfer­medades ocasionadas por la tensión, como lo han comprobado incontables estudios.
Pero esta es la meditación pasiva. Control Mental va mucho más allá. Enseña al alumno a usar este nivel de la mente para resolver problemas, tanto los pequeños, que molestan, como los más grandes, que resultan opresivos. Esta es la meditación dinámica y el poder que tiene es verdaderamente espectacular.

Hoy día oímos hablar cada vez más de Alfa. Es uno de los patrones que siguen las ondas cerebrales, una especie de ener­gía eléctrica producida por el cerebro, y se puede medir por medio de un electroencefalógrafo (EEG). Los ritmos de esta energía se miden en ciclos por segundo (CPS). Por lo general, a partir del 14 CPS aproximadamente y para arriba se habla de ondas Beta; aproximadamente de siete hasta catorce son Alfa; de cuatro a siete Theta; y de cuatro para abajo son Delta.
Cuando usted se encuentra completamente despierto, activo y capaz de actuar en el mundo cotidiano, se encuentra en Beta, o "conciencia externa", para usar la terminología de Control Mental. Cuando está soñando despierto pero todavía no lo logra por completo, se encuentra en Alfa. La gente de Control Mental llama a esto "conciencia interna". Cuando está dormi­do se encuentra en Alfa, Theta o Delta, no solamente en Alfa, como muchos lo creen. Con el entrenamiento de Control Men­tal usted puede entrar a nivel Alfa a voluntad y a pesar de ello permanecer completamente alerta.
Acaso se pregunte usted qué es lo que se siente al estar en estos diferentes niveles de la mente.
El estar en Beta, o completamente despierto, no produce ninguna sensación en particular. Puede ser que usted se sienta confiado o temeroso, ocupado u ocioso, absorto o aburrido... las posibilidades en Beta no tienen fin.
En los niveles más profundos las opciones se encuentran limitadas para la mayor parte de la gente. La vida les ha ense­ñado a funcionar en Beta, no en Alfa ni en Theta. En los ni­veles más profundos están limitados más bien a soñar des­piertos, al borde del sueño, o en el sueño mismo. Pero con el entrenamiento de Control Mental se empiezan a multiplicar las posibilidades útiles, tal vez sin límite. Como escribió Harry McKnight, director adjunto de Silva Mind Control: "La di­mensión Alfa cuenta con un conjunto completo de facultades sensoriales, al igual que Beta". En otras palabras, podemos lle­var al cabo cosas diferentes en Alfa de las que podemos ejecutar en Beta.
Este es el concepto primordial de Control Mental. Una vez que usted se familiarice con estas facultades sensoriales y aprenda a emplearlas, estará usando más de su mente en una forma especial. En realidad actuará físicamente siempre que lo desee, valiéndose de la inteligencia superior.
La mayor parte de las personas recurre a Control Mental como un medio para relajarse, para poner fin al insomnio, para encontrar alivio de los dolores de cabeza, o para aprender cosas que requieren de enormes esfuerzos de la voluntad, tales como dejar de fumar, perder peso, mejorar la memoria, estu­diar con mayor eficacia. Por esto viene la mayor parte de ellas, para aprender mucho, mucho más que eso.
Aprenden que los cinco sentidos (el tacto, el gusto, el olfato, el oído y la vista) solo son parte de los sentidos con los que nacemos. Existen otros, llámense poderes o sentidos, otrora conocidos tan solo para unos cuantos privilegiados y para los místicos, quienes los desarrollaron a lo largo de vidas aparta­das del mundo activo. La misión de Control Mental consiste en entrenarnos para despertar estos poderes.

Nadine Berlín, editora de belleza de la revista Mademoiselle, expresó en forma por demás adecuada lo que este despertar puede significar, en el número de la revista de marzo de 1972: "La cultura de las drogas puede tener sus píldoras, polvos e inyecciones para expandir la mente. Yo prefiero algo puro. Control Mental en realidad expande la mente y enseña CÓMO expandirla. El nombre resulta por demás apropiado porque, a diferencia de las drogas o la hipnosis, usted es dueño del con­trol. La expansión mental, el conocimiento de sí mismo y la ayuda que proporcione a los demás a través de Control Mental están circunscritos únicamente por las limitaciones que usted mismo imponga. CUALQUIER COSA es posible. Uno oye que esto les sucede a otros. Y de pronto, se da cuenta de que le está sucediendo a uno mismo".

2. CONOZCA A JOSÉ

José Silva nació el 11 de agosto de 1914 en Laredo, Texas. Su padre murió cuando él tenía cuatro años de edad. Su madre se volvió a casar al poco tiempo, y él, su hermana mayor y su hermano menor se fueron a vivir con su abuela. Dos años más tarde se convirtió en el sostén de la familia, vendiendo perió­dicos, limpiando zapatos y haciendo trabajos ocasionales. Por las tardes observaba a su hermano y a su hermana mientras hacían sus tareas, y ellos le ayudaban a aprender a leer y a escribir. Nunca ha asistido a la escuela, excepto para dar clases.
El surgimiento de José de la pobreza se inició un día cuando esperaba su turno en una peluquería. Buscó algo para leer. Lo que tomó era una lección de un curso por correspondencia para aprender a reparar radios. José la pidió prestada, pero el peluquero tan solo aceptó rentársela, y eso con la condición de que José resolviera el examen que venía en la parte de atrás a nombre del peluquero. Cada semana José pagaba un dólar, leía la lección y resolvía el examen.
Al poco tiempo un diploma colgaba de la pared de la pelu­quería, en tanto que en el otro extremo de la ciudad, José, a la edad de quince años, empezó a reparar radios. Conforme fue­ron transcurriendo los años, su negocio de reparaciones se convir­tió en uno de los más grandes del área, y le proporcionó dinero para la educación de su hermano y su hermana, los medios para que él contrajera matrimonio, y a la larga, alrededor de medio millón de dólares para financiar los veinte años de investiga­ciones que condujeron a Control Mental.

Fue otro hombre con diplomas, estos obtenidos más con­cienzudamente que el del peluquero, quien incitó en forma accidental estas investigaciones. El hombre era un psiquiatra cuya labor consistía en formular preguntas a los hombres que eran reclutados en el Servicio de Transmisiones durante la Se­gunda Guerra Mundial.
—¿Se orina usted en la cama? —José se quedó atónito.
—¿Le gustan las mujeres? —José, padre de tres hijos, y destinado para ser un día padre de diez, estaba consternado.
Con toda certeza, pensó, el hombre sabía más sobre la mente humana de lo que el peluquero sabía acerca de radios. ¿Por qué planteaba preguntas tan absurdas?
Fue este momento de confusión el que inició a José en la odisea de investigación científica que lo llevó a convertirse, sin diplomas ni certificados, en uno de los investigadores más creativos de su época. Al través de sus escritos, Freud, Jung y Adler se convirtieron en sus primeros maestros.
Las preguntas absurdas adquirieron significados más pro­fundos, y al poco tiempo José estaba preparado para plantear una pregunta propia: ¿Es posible, mediante el uso de la hip­nosis, mejorar la capacidad de una persona para el aprendi­zaje y, de hecho, elevar su I. Q.? En aquellos días se creía que el I. Q. era algo con lo que nacíamos, pero José no estaba tan seguro de ello.
La pregunta tuvo que esperar mientras él estudiaba elec­trónica avanzada para convertirse en instructor en el Servicio de Transmisiones del Ejército. Cuando obtuvo su licencia, sin ahorros, y con 200 dólares en la bolsa, empezó a reconstruir su negocio lentamente. Al mismo tiempo consiguió un trabajo de medio tiempo para dar clases en el Laredo Júnior College, en donde supervisaba a otros tres maestros y tenía a su cargo la organización de los laboratorios de electrónica de la escuela.
Cinco años más tarde, cuando la televisión hizo su apari­ción, su negocio de reparaciones empezó a prosperar y José puso coto a su carrera como maestro. Su negocio se volvió a convertir en el más grande de la ciudad. Sus días de trabajo fina­lizaban alrededor de las nueve de la noche. Después tomaba su cena, y cuando la casa estaba tranquila, estudiaba durante tres horas aproximadamente. Sus estudios lo adentraron toda­vía más en la hipnosis.
Lo que aprendió acerca de la hipnosis, junto con algunas calificaciones reprobatorias en las boletas de sus hijos, lo lle­varon una vez más a la pregunta planteada con anterioridad: ¿se puede mejorar la capacidad para el aprendizaje, el I. Q., por medio de algún tipo de entrenamiento mental?

José ya sabía que la mente genera electricidad; había leído acerca de los experimentos que descubrieron el ritmo Alfa a principios de este siglo. Él sabía, por su trabajo en el campo de la electrónica, que el circuito ideal es aquel que presenta la mínima resistencia, o impedancia, en virtud de que hace el ma­yor uso de su energía eléctrica. ¿Trabajaría la mente también con mayor eficacia si su impedancia descendiera? ¿Y se puede reducir su impedancia?
José empezó a usar la hipnosis para tranquilizar la mente de sus hijos, y descubrió lo que para muchos parecía ser una paradoja: descubrió que el cerebro era más eficaz cuando esta­ba menos activo. En frecuencias más bajas el cerebro recibía y acumulaba mejor la información. El problema crucial radi­caba en mantener a la mente alerta en estas frecuencias, que están asociadas más bien con el soñar despierto y el dormir que con la actividad práctica.
La hipnosis permitía la receptividad que José estaba bus­cando, pero no la clase de pensamiento independiente que lleva a razonar las cosas de modo que se puedan comprender. No es suficiente tener una cabeza repleta de datos recordados; tam­bién se necesita el discernimiento y la comprensión.
Al poco tiempo José abandonó la hipnosis y empezó a ex­perimentar con ejercicios de entrenamiento mental para tran­quilizar al cerebro y, a pesar de ello, mantenerlo más indepen­diente y alerta que en la hipnosis. Esto, dedujo él, conduciría a tener una memoria mejorada combinada con la comprensión, y en consecuencia, a elevar las calificaciones del I. Q.
Los ejercicios a partir de los cuales evolucionó Control Men­tal, requerían de concentración relajada y visualización mental vivida como medios para alcanzar niveles más bajos. Una vez alcanzados, estos niveles demostraron ser más eficaces que el nivel Beta para el aprendizaje. La prueba se tuvo en la marcada mejoría en las calificaciones de sus hijos a lo largo de tres años, mientras él continuaba perfeccionando sus técnicas.
José había obtenido un logro sobresaliente, un paso signi­ficativo en extremo, mismo que otras investigaciones, princi­palmente la retroalimentación biológica, han confirmado desde entonces. Fue la primera persona que comprobó que podemos aprender a funcionar conscientemente en las frecuencias Alfa y Theta del cerebro.
Pronto vendría otro descubrimiento sobresaliente, igualmen­te sorprendente.
Una noche la hija de José había entrado "a nivel" (para usar la terminología moderna de Control Mental), y José la estaba interrogando en relación con sus estudios. Conforme ella daba respuesta a cada pregunta, él estructuraba la siguiente en su mente. Este era el procedimiento común, y hasta el momento la sesión no había sido diferente de los cientos de sesiones que la habían precedido. De pronto, suavemente, la rutina se mo­dificó de manera trascendental. Ella dio respuesta a una pre­gunta que su padre todavía no le planteaba. Después a otra. Y a otra. ¡Le estaba leyendo la mente!
Esto sucedió en 1953, cuando la PES se estaba convirtiendo en una ciencia respetable para la investigación científica, en gran parte al través de los trabajos publicados del doctor J. B. Rhine, de la Universidad de Duke. José le escribió al doctor Rhine para informarle que había entrenado a su hija en la prác­tica de la PES, y recibió una respuesta decepcionante. El doctor Rhine insinuó que era posible que la chica ya fuera una psí­quica de nacimiento. Sin realizar pruebas de la muchacha antes del entrenamiento, no había forma de precisarlo.
Entretanto, los vecinos se dieron cuenta de que las tareas escolares de los hijos de José habían mejorado en forma notable.
Cuando él había empezado a realizar sus experimentos, ellos se habían mostrado cautelosos de sus investigaciones en lo des­conocido, en torno de fuerzas que quizá era mejor no tocar. Sin embargo, no se podían ignorar los triunfos de un hombre que trabajaba con sus propios hijos. ¿Estaría José dispuesto a entrenar también a los hijos de ellos?
Después de la carta del doctor Rhine, esto era justamente lo que José necesitaba. Si lo que él había logrado con un chico se podía llevar al cabo con otros, se habría acreditado la clase de experimentos repetitivos que resultan esenciales para el mé­todo científico.
A lo largo de los siguientes diez años entrenó a 39 niños de Laredo, con resultados todavía mejores porque perfeccionaba sus técnicas un poco más con cada niño. Así obtuvo otra meta sobresaliente: había elaborado el primer método en la historia que puede entrenar a cualquier persona para usar la PES, y contaba con treinta y nueve experimentos susceptibles de repe­tirse para comprobarlo. Ahora había que perfeccionar el método.

Al cabo de tres años, José elaboró el curso de entrenamien­to que se usa hoy día. Requiere solamente de 40 a 48 horas, y resulta igualmente eficaz para adultos y para niños. Hasta el momento ha sido confirmado en más de un millón de "experimentos", siendo esta una cuantía de repeticiones que nin­gún hombre de ciencia imparcial puede desconocer.
Esos largos años de investigación fueron financiados por el próspero negocio electrónico de José. No había subvencio­nes disponibles por parte de ninguna universidad o fundación, ni por parte del gobierno, para un campo tan insólito en la investigación. En la actualidad, la organización de Control Mental constituye un floreciente negocio familiar, y sus utili­dades se dedican en gran parte a la realización de otras inves­tigaciones y al mantenimiento de su crecimiento acelerado. Hay conferencistas y centros de Control Mental en los cincuenta' estados de Estados Unidos y en otras treinta y cinco naciones.
A pesar de este éxito, José no se ha convertido en una cele­bridad, ni en un gurú o dirigente espiritual con seguidores o discípulos. Es un hombre sencillo de costumbres simples, que habla con el acento suave, casi perdido, del americano fronterizo. Es un hombre de constitución robusta con un rostro amable que sonríe con facilidad.
Cualquier persona que le pregunte a José lo que ha sig­nificado el éxito para él recibirá como respuesta un diluvio de historias de sus triunfos. A continuación tenemos algunos ejemplos:
Una mujer escribió al diario Herald American, de Boston, rogando que alguien le proporcionara algún medio para ayu­dar a su esposo, quien sufría de jaquecas que lo atormenta­ban. El periódico publicó esa carta, y al día siguiente publicó otra carta de otra persona, que también suplicaba que le pro­porcionaran un medio para controlar dichas jaquecas.
Una doctora leyó estas cartas y escribió que ella había pa­decido de jaquecas toda su vida. Había tomado los cursos de Control Mental y desde entonces no había tenido una sola jaqueca.
¿Y me creerían si les digo que la siguiente conferencia in­troductoria estaba a reventar? Absolutamente a reventar.
Otro médico, un famoso psiquiatra, aconseja a todos sus pacientes que tomen los cursos de Control Mental en virtud de que les proporcionan lucidez que en algunos casos hubiera requerido dos años de terapia para producirse.
Toda una compañía completa de mercadeo fue organizada a manera de cooperativa por graduados que usaron lo que aprendieron en Control Mental para inventar nuevos produc­tos e idear medios para distribuirlos. En su tercer año, la com­pañía cuenta con dieciocho productos en el mercado.
Un publicista solía necesitar alrededor de dos meses para crear una campaña para los clientes nuevos, tiempo normal en ese campo. Ahora, con Control Mental, las ideas fundamen­tales surgen en veinte minutos y el resto del trabajo se completa en dos semanas.
Catorce integrantes del equipo de béisbol White Sox de Chicago tomaron el curso de Control Mental. Los promedios individuales de todos ellos mejoraron, la mayor parte de ellos en forma extraordinaria.
El esposo de una señora excedida de peso le sugirió que pusiera a prueba el Control Mental, ya que todas sus dietas habían fracasado. Ella estuvo de acuerdo, siempre y cuando él también asistiera a los cursos. Ella perdió diez kilos al cabo de seis semanas y él dejó de fumar.
Un profesor de una escuela de farmacia enseña técnicas de Control Mental a sus alumnos.
—Sus calificaciones están mejorando en todas sus materias, ellos estudian menos y están más relajados... Ya todo el mun­do sabe cómo usar su imaginación. Sencillamente hago que mis alumnos practiquen más con ella. Les demuestro que la ima­ginación es válida y que existe una forma de realidad en la imaginación, que ellos pueden emplear.
Aunque José sonríe con facilidad, cuando oye que alguien le dice:
—¡José, has cambiado mi vida!
La sonrisa se desvanece un poco y él dice:
—No, yo no lo hice—. Usted lo hizo con su propia mente.
Ahora, empezando con el siguiente capítulo, el propio José le enseñará cómo puede utilizar su mente para modificar su vida.

3. CÓMO MEDITAR

(Nota: Este capitulo y otros hasta el capitulo 16, escritos por José Silva, bien pueden encontrarse entre lo más importante que usted haya leído en su vida. José le enseñará los elementos esenciales de su curso de Control Mental Silva. Para obtener los máximos beneficios de los capítulos de José, asegúrese de tener bien en mente la manera apropiada para leerlos. La encontrará en la Introducción.)

Voy a ayudar a usted a aprender a meditar. Cuando aprenda a hacerlo, se encontrará a un nivel mental en el que será capaz de dar a su mente una nueva dinámica para resolver problemas. Mas por el momento vamos a concentrarnos tan solo en la meditación; la resolución de problemas vendrá más tarde.
Voy a usar un método ligeramente diferente y un tanto más lento que el que usamos en las clases de Control Mental, en virtud de que usted estará aprendiendo sin contar con un guía experimentado. No tendrá dificultades para ello.
Si solamente aprende a meditar y se detiene allí, de todas maneras estará resolviendo problemas. Algo hermoso sucede en la meditación, y la belleza que se percibe es tranquilizadora. Mientras más medite, mientras más profundamente penetre dentro de sí mismo, más firme será su dominio de una clase de paz interior hasta tal punto firme que nada en el mundo logrará quebrantarla.)
También su cuerpo se beneficiará. Al principio se percatará usted de que las preocupaciones y los sentimientos de culpabi­lidad desaparecen mientras usted medita. Una de las bellezas de la meditación a nivel Alfa radica en que usted no puede guardar sentimientos de culpabilidad y enojo. Si estos senti­mientos interfieren, usted simplemente se saldrá del nivel me­ditativo. Conforme pase el tiempo, estas interrupciones serán más espaciadas, hasta que un día desaparecerán por completo. Esto significa que aquellas actividades de la mente que enfer­man a nuestro cuerpo se neutralizarán. El cuerpo está diseñado para ser saludable. Cuenta con sus propios mecanismos curativos. Pero estos mecanismos son anulados en las mentes que no han aprendido a controlarse a sí mismas. La meditación constituye el primer paso en Control Mental: por sí misma con­tribuirá en gran medida a liberar los poderes curativos del cuerpo y a devolverle la energía que anteriormente malgastó en tensiones.
Aquí tiene todo lo que necesita hacer para alcanzar el ni­vel Alfa, o nivel meditativo, de la mente:
Cuando se despierte por la mañana, vaya al baño si es ne­cesario, y después regrese a la cama. Ponga su reloj desperta­dor para que suene quince minutos más tarde en caso de que se quede dormido durante el ejercicio. Cierre los ojos y diríjalos hacia arriba, detrás de los párpados en un ángulo de 20 grados. Por razones que todavía no se comprenden cabalmente, tan solo esta posición de los ojos basta para inducir al cerebro a producir el nivel Alfa.
Ahora, lentamente, a intervalos de dos segundos aproximada­mente, cuente en forma regresiva del cien al uno. Al hacerlo, concentre su mente en esto, y se encontrará a nivel Alfa en el primer intento.

En las clases de Control Mental los alumnos manifiestan una variedad de reacciones ante su primera experiencia, y estas van desde "¡Fue algo muy hermoso!" hasta "No sentí absolutamente nada." La diferencia radica no tanto en lo que les su­cedió sino en lo familiarizados que estaban con este nivel de la mente anteriormente. Este nivel es más o menos conocido para todos. La razón es que cuando despertamos por la mañana, con frecuencia estamos a nivel Alfa durante un tiempo. Para pasar de Theta, nivel del sueño, a Beta, el nivel de la vigilia, es preciso pasar por Alfa, y con frecuencia nos detene­mos ahí durante la rutina que seguimos al despertar por la mañana.
Si usted siente que no sucedió nada durante este primer ejercicio, sencillamente significa que ha estado a nivel Alfa muchas veces antes sin estar particularmente consciente de ello. En ese caso simplemente relájese, no lo ponga en duda y apéguese a los ejercicios.
A pesar del hecho de que, si se concentra, se encontrara a nivel Alfa en el primer intento, todavía necesitará siete sema­nas de práctica para entrar a niveles más profundos de .Alfa, y para pasar después a Theta. Use el método de contar de 100 al uno a lo largo de diez mañanas,. Después cuente únicamente del cincuenta al uno, luego veinticinco al uno, después del 10 al uno y finalmente del cinco al uno diez mañanas en cada caso.
Desde la primera ocasión en la que entre a nivel Alfa, use tan solo un método para salir de él. Esto le proporcionará un mayor grado de control para evitar una salida espontánea.
El método que empleamos en Control Mental consiste en decir mentalmente: “Saldré lentamente mientras cuento del uno al cinco, y me sentiré completamente despierto y mejor que antes. Uno ... dos ... prepárate para abrir los ojos ... tres ... cuatro ... cinco ... ojos abiertos, completamente despierto y sintiéndome mejor que antes."
Así pues, usted establecerá dos rutinas, una para entrar a nivel y la otra para salir de él. Si modifica la rutina, tendrá que aprender a establecer una nueva versión, de la misma ma­nera que aprendió a usar la primera. Esto constituye un traba­jo inútil.
Una vez que haya aprendido a alcanzar su nivel con el mé­todo de contar al cinco del uno por la mañana, estará preparado para entrar a nivel en cualquier momento del día, a la hora que usted elija. Lo único que necesita es disponer de diez o quince minutos libres. Necesitará un poco más de entrenamiento adicional, en virtud de que estará entrando a nivel desde Beta, en lugar de estar en el nivel ligero de Alfa que hay al despertar.
Siéntese en una silla confortable o en una cama con los pies descansando en el piso. Deje que sus manos caigan sobre su re­gazo. Si lo prefiere, siéntese con las piernas cruzadas, en la posición de la flor de loto. Mantenga su cabeza, bien erguida, no hundida. Ahora concéntrese primero en una parte del cuer­po, y después en otra, para relajarla en forma consciente. Em­piece con el pie izquierdo, después la pierna izquierda, después el pie derecho, y así sucesivamente, hasta que llegue a la gar­ganta, el rostro, los ojos y finalmente el cuero cabelludo. La primera vez que lleve esto al cabo se sorprenderá de lo tenso que estaba su cuerpo. Ahora elija un punto localizado a 45 grados aproximada­mente, arriba del nivel de los ojos, en el techo o en la pared que quede frente a usted. Fije la vista en este punto hasta que sus párpados empiecen a sentirse un poco pesados, y .deje que se cierren. Empiece su cuenta regresiva del cincuenta al uno. Haga esto a lo largo de diez días, después cuente del diez al uno durante otros diez días, después cuente del cinco al uno de ahí en adelante. Como ya no estará limitado a las mañanas para llevar al cabo esta práctica, establezca una rutina para meditar dos o tres veces al día, y dedique aproximadamente quince minutos a cada sesión. " Una vez que llega a su nivel, ¿cuál es el siguiente paso?
Desde el principio, a partir del primer momento en el que alcance su nivel meditativo, practique la visualización. Esto es de suma importancia en Control Mental. Mientras mejor apren­da a visualizar, más poderosa será su experiencia con Control Mental.

El primer paso consiste en crear un elemento para la visua­lización, una pantalla mental. Debe ser como una pantalla de cine de gran tamaño, pero no es conveniente que llene por completo su campo de visión mental. No la imagine detrás de sus párpados, sino frente a usted, a un distancia aproximada de dos metros. Sobre esta pantalla proyectará cualquier cosa en la cual decida concentrarse. Más tarde habrá otros usos para ella.
Una vez que haya construido esta pantalla en su mente, proyecte en ella algo familiar y sencillo, como una naranja o una manzana. Cada vez que entre a nivel, sostenga tan solo a una imagen; la puede cambiar en la siguiente ocasión. Concéntrese en hacerla cada vez más real, en tres dimensiones, a todo color, con todos sus detalles. No piense en nada más.
Se ha dicho que el cerebro es como un vehículo sin con­trol; se bandea sin rumbo de una cosa a otra. Es sorprendente observar cuan poco dominio tenemos sobre nuestro cerebro, a pesar del espléndido trabajo que en ocasiones nos rinde. No obstante, otras veces nos vuelve la espalda, produciendo a traición un dolor de cabeza, o bien una urticaria y hasta una úlcera. Este cerebro nuestro es muy poderoso, demasiado pode­roso para dejarlo sin control.) Pero una vez que hayamos apren­dido a usar nuestra mente para entrenarlo, hará por nosotros algunas cosas sorprendentes, como pronto lo veremos.
Entretanto, tenga paciencia con este sencillo ejercicio. Me­diante el uso de su mente, entrene a su cerebro para entrar tranquilamente a nivel Alfa y para concentrarse exclusivamen­te en una imagen sencilla en forma cada vez más vívida En un principio, (cuando interfieran otros pensamientos, mués­trese indulgente pero lentamente, haga que se aparten en for­ma paulatina y regrese al centro al único objeto que le debe interesar. El irritarse o ponerse tenso lo sacará del nivel Alfa.
Esta es la meditación como se practica generalmente por todo el mundo. Si usted lleva al cabo esto y nada más, expe­rimentará lo que William Wordsworth llamó: "Una dichosa tranquilidad de la mente", y una paz interior aún más pro­funda y duradera. Esto vendrá como una experiencia emocio­nante conforme usted alcance niveles mentales más profundos; después se acostumbrará a ello y la emoción pasará. Cuando esto sucede algunas personas lo abandonan todo. Se olvidan de que esto no es un "viaje novedoso", sino el primer paso en lo que bien puede ser la jornada más importante de su vida.

4. MEDITACIÓN DINÁMICA

La meditación pasiva, acerca de la cual acaba usted de leer (y que espero esté a punto de experimentar) se puede lograr de otras maneras. En lugar de concentrarse en una imagen vi­sual, puede concentrarse en un sonido, tal como OM o UNO o AMÉN, emitido en voz alta o mentalmente, o también al respirar.
Puede concentrarse en un punto de energía del cuerpo o en un ritmo monótono como de danza con tambores, o escu­char un sonoro canto gregoriano mientras observa la repre­sentación majestuosa de un rito religioso. Todos estos mé­todos y algunas combinaciones de ellos que se practican lo con­ducirán a un tranquilo nivel de meditación.
Yo prefiero la cuenta regresiva para que usted llegue a ese nivel, porque al principio se requiere de un poco de concen­tración, y la concentración es la clave del éxito. Una vez que haya alcanzado su nivel en varias ocasiones con este método, el método quedará asociado en su mente con el resultado exitoso y el proceso se convertirá en algo automático.
Cada uno de los resultados exitosos obtenidos en Control Mental se convierte en lo que nosotros llamamos un "punto de referencia": evocamos la experiencia anterior en forma cons­ciente o inconsciente, la repetimos y partimos desde allí.
Una vez que haya alcanzado el nivel meditativo, no es sufi­ciente con limitarse a permanecer en él y esperar a que algo suceda. Realmente es hermoso y tranquilizante y en efecto con­tribuye a su salud, pero estos son logros modestos comparados con aquello que es posible llevar al cabo. Vaya más allá de esta meditación pasiva, entrene a su mente para actividades organizadas y dinámicas (para las cuales estoy convencido que la mente fue diseñada) y los resultados lo sorprenderán.
Doy mucha importancia a esto ahora porque este es el momento para que nosotros vayamos más allá de las técnicas de meditación pasiva sobre las cuales acaba de leer y apren­damos a usar la meditación en forma dinámica para resolver algunos problemas. Ahora verá la razón por la cual es tan im­portante el sencillo ejercicio de visualizar una manzana, o cualquier otra cosa que usted escoja.
Ahora, antes de entrar a nivel, piense en algo agradable, no importa que tan trivial sea, algo que haya sucedido ayer o el día de hoy. Repase el hecho brevemente en su mente, y des­pués entre totalmente a nivel y proyecte el incidente completo en su pantalla mental ¿Cuáles fueron las escenas, los olores, los sonidos y los sentimientos que usted tuvo en ese momento? Todos los detalles. Se sorprenderá ante la diferencia que existe entre su memoria Beta de aquel incidente y su recordación Alfa de él. Es casi tan grande como la diferencia entre decir la palabra "nadar" e irse a nadar realmente.

¿Qué valor tiene esto? Primero, constituye un escalón que conduce a algo más grande, y segundo, resulta de utilidad por sí mismo. Aquí tiene la manera como lo puede usar:
Piense en algo que usted posee que no esté perdido, pero que requeriría de un momento de búsqueda para encontrarlo. Las llaves de su auto, tal vez. ¿Se encuentran sobre su mesita de noche, en su bolsa, en el auto? Si no está seguro, entre a nivel, retroceda al momento en que las tuvo por última vez, y vuelva a vivir ese momento. Ahora proceda hacia adelante en el tiempo y las localizará si se encuentran en el sitio en el que las dejó. (Si alguna otra persona las tomó, usted tiene otro tipo de problema por resolver, mismo que requiere de técnicas mucho más avanzadas).
Imagine un alumno que recuerda que su profesor dijo que habría un examen este miércoles ... ¿o dijo el próximo miér­coles? Lo puede aclarar por sí mismo a nivel Alfa.
Estos son ejemplos típicos de pequeños problemas cotidia­nos que esta sencilla técnica de meditación puede resolver.
Ahora vamos a dar un salto gigantesco hacia adelante. Vamos a conectar un acontecimiento real con uno deseable que usted imagine, y veremos qué es lo que sucede con el imagina­rio. Si usted opera de acuerdo con algunas leves muy sencillas, el acontecimiento imaginario se convertirá en suceso real.
1ª ley: Es preciso que tenga él deseo de que el aconteci­miento tenga lugar. "La primera persona que yo vea en la calle mañana se estará sonando la nariz". Esto sería un proyecto has­ta tal punto inútil que su mente lo rechazará y es probable que no funcione. Pero su jefe se mostrará más complaciente, cierto cliente estará más receptivo hacia lo que le está ven­diendo, encontrará satisfacción en una tarea que por lo general le resulta desagradable . . . estos prospectos que pueden implicar una medida razonable de deseo.
2ª Ley: Es preciso que aliente la creencia de que el acontecimiento puede tener lugar. Si su cliente tiene demasiada existen­cia del producto que usted vende, usted no puede creer razona­blemente que él estará ansioso por comprar. Si usted no pue­de creer, dentro de un margen razonable, que el suceso puede ocurrir, su mente trabajará en su contra.
3ª Ley: Es necesario que usted posea la esperanza de que el acontecimiento tenga lugar. Esta es una ley más útil. Las dos primeras son sencillas y pasivas. La tercera introduce un poco de dinámica. Es posible desear un acontecimiento, creer que puede tener lugar, y aún así no tener la esperanza de que se produzca. Usted quiere que su jefe esté de buen talante ma­ñana, sabe que puede estarlo, pero aún así puede estar un tanto lejos de esperar que así sea. Aquí es donde aparecen Control Mental y la visualización eficaz, como veremos en un momento.
4ª Ley; Usted no puede provocar un problema. No habla­mos de que si debe hacerlo, sino de poder causarlo. Esta es una ley fundamental que abarca todo. "Qué bueno sería si pudiera yo hacer que mi jefe cometiera un error tan absurdo que lo des­pidieran y me dieran su puesto". Cuando se trabaja en forma dinámica a nivel Alfa estamos en contacto con la Inteligencia Suprema y desde tal perspectiva no sería nada "bueno" desear­le eso a su jefe. Usted puede hacer que pesquen al jefe en falta y lo despidan, pero esto lo estaría usted haciendo enteramente por su cuenta... y en Beta. En Alfa sencillamente no funciona.
Si en su nivel meditativo, trata de conectarse con alguna clase de inteligencia que esté dispuesta a ayudarlo en una in­triga perversa, esto será tan infructuoso como tratar de sintoni­zar un radio en una difusora que no existe.
Algunos me acusan de ser una persona muy ingenua y opti­mista en este punto. Miles de personas han sonreído en forma indulgente mientras yo hablaba de la absoluta imposibilidad de hacer daño a nivel Alfa, hasta que lo descubren por sí mis­mos. Hay bastante maldad en este planeta, y nosotros los hu­manos perpetramos más de la cuenta, pero esto se hace en el nivel Beta, no en el Alfa, ni en el Theta, y probablemente tampoco en el Delta. Mis investigaciones lo han comprobado.

Yo jamás recomiendo perder el tiempo, pero si es necesario que usted compruebe lo anterior por sí mismo, entre a nivel y trate de producirle a alguien un dolor de cabeza. Si usted visualiza este "acontecimiento" tan vívidamente como se nece­sita, ocurrirá una de estas cosas, o las dos: usted, y no lo su­puesta víctima, padecerá el dolor de cabeza y/o usted saldrá de inmediato del nivel Alfa.
Esto no da respuesta a todas las preguntas que usted posi­blemente tenga en relación con los potenciales de bondad y maldad de la mente. Habrá más que decir posteriormente. Por el momento, escoja un acontecimiento que constituya so­lución a un problema, algo que usted desee, crea que se puede producir, y, con el siguiente ejercicio, aprenderá a esperarlo.
Aquí tiene lo que debe hacer:
Elija un problema real. Como un ejemplo, digamos que su jefe ha estado malhumorado últimamente. Hay tres cosas que debe seguir una vez que llegue a su nivel:
Paso 1: En su pantalla mental reviva detalladamente un acontecimiento en el que se manifestó el problema. Vuelva a vivirlo durante un momento.
Paso 2: Desplace suavemente esta escena hacia la derecha de la pantalla. Deslice sobre la pantalla otra escena que tendrá lugar el día de mañana. En esta escena todos los que rodean a su jefe están alegres y el jefe está recibiendo buenas noticias. Es evidente que está de mejor humor ahora. Si usted sabe espe­cíficamente qué era lo que estaba ocasionando el problema, visualice la solución. Visualícela tan vívidamente como lo hizo con el problema.
Paso 3; Ahora empuje esta escena hacia la derecha de la pantalla y reemplácela con otra procedente de la izquierda. El jefe está contento ahora, tan agradable como usted sabe que puede estarlo. Experimente esta escena tan vívidamente como si en realidad hubiera ya ocurrido. Quédese con ella du­rante un momento, y siéntala a plenitud.
Ahora, sale usted de nivel contándose del uno al cinco y estará completamente despierto, sintiéndose mejor que antes. Puede confiar en que acaba de echar a andar fuerzas que tra­bajarán a su favor, encaminadas a dar origen al acontecimiento o situación que usted quiere.
¿Esto dará por resultados invariablemente, sin falla? No.
No obstante, he aquí lo que experimentará si no ceja en sus esfuerzos: una de las primeras sesiones de meditación para la resolución de problemas dará resultado. Cuando esto suceda, ¿quién puede decir que no se trató de una coincidencia? Des­pués de todo, el acontecimiento que escogió tenía que ser lo suficientemente probable para que usted creyera que se podía materializar. Después dará resultado una segunda vez, y una tercera. Las "coincidencias" se acumularán. Abandone sus ac­tividades de Control Mental y habrá menos coincidencias. Re­grese a ellas y las coincidencias se volverán a multiplicar.
Aún más, conforme aumente gradualmente su habilidad usted observará que será más capaz de creer y esperar aconte­cimientos que habrían sido cada vez menos probables. Al cabo de un tiempo, con la práctica, los resultados que alcance serán cada vez más sorprendentes.
Cuando trabaje con cada problema, empiece por volver a vivir brevemente su mejor existencia previa. Cuando se pro­duzca una experiencia exitosa todavía mejor, abandone la an­terior y use la mejor como punto de referencia. De esta manera usted se volverá "cada vez mejor y mejor", para usar una frase que tiene un significado especialmente rico para todos los que participamos en Control Mental.

Tim Masters, un estudiante universitario y taxista de Fort Lee, Nueva Jersey, utiliza el tiempo que espera entre un pasa­jero y otro para meditar. Cuando el negocio local no marcha bien, coloca una solución en su pantalla mental: una persona cargada de maletas que quiere ir al aeropuerto Kennedy.
—Las primeras veces que lo intenté, no sucedió nada. Des­pués ocurrió: apareció un hombre cargado de maletas que quería ir al aeropuerto Kennedy. En la siguiente ocasión, co­loqué a este hombre en mi pantalla, experimenté esa sensación que se tiene cuando las cosas están dando resultado, y apareció otro hombre que iba al Kennedy. ¡Funciona! ¡Es como una racha de buena suerte que no desaparece!
Antes de proseguir con otros ejercicios y técnicas, me per­mito hacer una observación sobre algo que probablemente se esté preguntando: ¿por qué desplazamos las escenas de izquier­da a derecha en nuestra pantalla mental? Puedo tomar nota de la pregunta aquí, pero se hablará sobre ella con mayor deta­lle posteriormente.
Mis experimentos han demostrado que los niveles más pro­fundos de nuestra mente experimentan el tiempo en un flujo que va de izquierda a derecha. En otras palabras, el futuro se percibe a nuestra izquierda, y el pasado a nuestra derecha. La idea de hablar acerca de esto ahora resulta tentadora, pero hay que llevar al cabo otras cosas antes de proceder con esto.

5. MEJORAMIENTO DE LA MEMORIA

Las técnicas para la memoria que se imparten en Control Mental pueden reducir nuestro uso de los directorios telefó­nicos e impresionar increíblemente a nuestros amigos. Pero si yo quiero saber un número telefónico, lo busco. Tal vez algu­nos de los graduados de Control Mental si usen estas fórmulas para recordar números telefónicos pero, como dije en el capítulo anterior, el deseo es importante para lograr que las cosas den resultado y mi deseo de recordar números telefónicos no es tan importante. Si tuviera que cruzar la ciudad cada vez que necesitara un número telefónico, mi deseo se avivaría.
Es básicamente erróneo emplear las técnicas de Control Mental para algo que no sea un asunto importante, a causa de esa trilogía: deseo, creencia, expectativa. ¿Pero cuántos de nosotros poseemos una memoria tan eficaz como quisiéramos que lo fuera? Puede ser que la suya ya esté mejorando en for­mas inesperadas si usted ha dominado las técnicas descritas en los dos capítulos anteriores. Su nueva habilidad para visualizar y revivir acontecimientos pasados mientras está a nivel Alfa tiene una cierta prolongación hacia Beta, de manera que es posible que su mente esté funcionando en formas nuevas para usted. Sin ningún esfuerzo especial. Aún así, hay margen para el mejoramiento.
En las clases de Control Mental tenemos un ejercicio espe­cial de visualización. En este ejercicio el conferencista escribe los números del uno al treinta en el pizarrón, y después los alumnos mencionan nombres de objetos (bola de nieve, patín, anteojos), cualquier cosa que les venga a la mente. Él escribe cada palabra junto a un número, da la espalda al pizarrón, y los recita en orden. Los alumnos mencionan cualquier pala­bra de la lista y el conferencista da el número correspondiente.

Este no es un truco de salón, sino una lección de visuali­zación. El conferencista previamente ha memorizado una pala­bra clave para cada número; de esta manera cada número evoca una imagen visual de su palabra clave correspondiente. Nosotros llamamos a estas imágenes "claves para la memoria". Cuando un alumno menciona una palabra, el conferencista la combina de alguna manera significativa o extravagante con la imagen que él ha asociado con el número de la palabra clave. Ejemplo: el número 10 tiene la palabra clave "tíos". Si el alumno ofrece la palabra "bola de nieve" la imagen po­dría ser la de una bola tirándole el sombrero de copa a mi tío. Formar así imágenes asociando el número, la palabra clave y la anotada en el pizarrón es fácil de visualizar. Los alumnos empiezan a aprenderse las claves para la memoria entrando a nivel mientras el conferencista las repite lentamente. Entonces, cuando más adelante emprenden la tarea de memorizarlas a nivel Beta, la labor resulta más sencilla porque las palabras les parecen conocidas.
Es preciso que omita las claves para la memoria en este libro en virtud de que se necesitaría de un exceso de tiempo y espacio para aprenderlas Usted ya cuenta con una poderosa técnica para mejorar su visualización y su memoria al mismo tiempo: la pantalla mental.
Cualquier cosa que usted crea que ha olvidado está siempre asociada con un acontecimiento. Si se trata de un nombre, el acontecimiento es el momento en el que lo escuchó o lo leyó. Lo único que tiene que hacer, una vez que haya aprendido a trabajar con su pantalla mental, es visualizar un acontecimien­to pasado en torno de un incidente que crea que ha olvidado, y ahí estará
Hablo de un incidente que usted cree que ha olvidado porque en realidad no lo ha olvidado en absoluto. Sencilla­mente no lo recuerda Existe una diferencia significativa.
El mundo de la publicidad nos ofrece una ilustración fami­liar de la diferencia entre memoria y recordación. Todos nos­otros vemos los comerciales de la televisión. Hay una cantidad tal de ellos y son tan breves que si se nos pidiera que hicié­ramos una lista de cinco o diez que hubiéramos visto en la se­mana pasada lograríamos recordar tres o cuatro cuando mucho.
Uno de los medios fundamentales de los cuales se vale la publicidad para crear ventas es el de hacer que "recordemos" un producto inconscientemente.
Es dudoso que alguna vez olvidemos realmente algo. Nues­tro cerebro esconde imágenes de los acontecimientos más triviales. Mientras más vivida es la imagen y más importante para nosotros, la recordamos con mayor facilidad!
Un electrodo que toque con suavidad un cerebro expuesto durante una operación provocará el que se recuerde un acon­tecimiento "olvidado" durante mucho tiempo con todos sus detalles, en forma hasta tal punto vivida que de hecho se experimentarán sonidos, olores y escenas. Esto sucede porque se está tocando al cerebro, no a la mente. No importa qué tan reales puedan ser las escenas retrospectivas que el cerebro ofre­ce a la conciencia del paciente, él sabrá (algo se lo dice) que en realidad no las está volviendo a vivir. Esta es la mente en funciones (la super observadora, la intérprete) y ningún electro­do la ha tocado jamás. La mente, a diferencia de la punta de la nariz, no existe en un sitio específico.
Regresemos a la memoria. En algún sitio, a miles de kiló­metros de distancia de donde usted está sentado, una hoja está cayendo de un árbol. Usted no recordará este aconteci­miento porque no lo experimentó, y tampoco es importante para usted. No obstante, (nuestro cerebro registra un número mucho mayor de acontecimientos de lo que nos imaginamos.)

Mientras está sentado leyendo este libro está atravesando por miles de experiencias de las cuales no está usted consciente. Está ajeno a ellas en la medida en la que se está concen­trando en este momento. Hay sonidos y olores, imágenes que percibe por el rabillo del ojo, acaso la ligera molestia de un zapato que está demasiado apretado, la sensación de su silla, la temperatura de la habitación... parece que no hay un final. (Estamos conscientes de estas sensaciones, pero no nos damos cuenta de que estamos conscientes de ellas, cosa que parece una contradicción hasta que pensamos en el caso de una mujer que se encontraba bajo anestesia general.
Durante el curso de su embarazo esta mujer había estable­cido una excelente relación con su ginecólogo. Entre los dos había amistad y confianza. Llegó el momento de su alumbra­miento y ella recibió anestesia general, como era de rutina, y dio a luz un bebé sano. Más tarde, cuando su médico la vi­sitó en su cuarto de hospital, ella se mostró extrañamente dis­tante, incluso hostil hacia él. Ni ella ni el médico podían explicar el cambio en su actitud, y ambos estaban ansiosos por encontrar alguna explicación para el caso. Decidieron tratar, por medio de la hipnosis, de descubrir algún recuerdo oculto que pudiera explicar ese repentino cambio.
Bajo hipnosis fue conducida por la regresión en el tiempo, desde su experiencia más reciente con su médico hasta las pri­meras que tuvo con él. No tuvieron que ir muy lejos. En un trance profundo, en lugar de saltarse el periodo en el que ella estaba "inconsciente" en la sala de partos, ella relató todo lo que el médico y las enfermeras habían dicho. Lo que ellos comentaron en la presencia de la paciente anestesiada fue en ocasiones clínicamente indiferente, otras veces fue gracioso y en otros momentos más expresaron fastidio ante el lento pro­greso de su parto. Ella era un objeto, no una persona; sus sentimientos no se tomaron en cuenta. Después de todo estaba inconsciente, ¿no era así?
Yo pongo en duda el que sea posible que en algún momento estemos inconscientes. Podemos o no recordar lo que experimen­tamos, pero siempre estamos experimentando y todas las experiencias dejan recuerdos firmemente impresos en el cerebro.
¿Significa esto que con las técnicas para la memoria que usted está a punto de aprender, será capaz de recordar el número de esta página dentro de diez años? Puede ser que usted no lo haya visto, pero ahí está; lo vio por el rabillo del ojo, por así decirlo. Puede ser que sí, pero probablemente no haya sido así y además es y quizá jamás sea importante para usted.
¿Pero puede recordar el nombre de aquella persona atrac­tiva que conoció en la cena de la semana pasada? Cuando es­cuchó el nombre por primera vez, el haberlo escuchado cons­tituyó un suceso. Lo único que tiene que hacer es recrear el acontecimiento en torno del nombre en su pantalla mental, como le he explicado, y escuchará el nombre una vez más. Relájese, entre a nivel, cree la pantalla, experimente el aconteci­miento. Esto se llevaría quince o veinte minutos. Pero conta­mos con otro medio, una especie de método de emergencia, que lo llevará instantáneamente a un nivel mental en el que la recordación de información resultará más sencilla.

Este método implica el uso de un sencillo mecanismo acti­vador que, una vez que se vuelve verdaderamente suyo, mejora en eficacia conforme usted lo emplea, El hacerlo suyo reque­rirá varias sesiones de meditación para incorporar cabalmente el procedimiento. He aquí lo fácil que resulta: sencillamente junte el dedo pulgar y los dos primeros dedos de cada mano y su mente se ajustará en forma instantánea a un nivel más profundo. Inténtelo ahora y nada sucederá; todavía no es un mecanismo activador. Para convertirlo en uno, entre a nivel y dígase a sí mismo (en silencio o en voz alta): "Siempre que una mis dedos de esta manera” —ahora únalos— “para un propósito serio, instantáneamente alcanzaré mi nivel mental para lograr cualquier cosa que yo desee".
Haga esto diariamente a lo largo de una semana más o menos, y use siempre las mismas palabras. Pronto existirá una sólida asociación en su mente entre la unión de los tres dedos y el alcanzar instantáneamente un nivel efectivo de meditación. Unos días más tarde, quizás al tratar de recordar algo (sea el nombre de una persona) este no viene a la memoria y mien­tras más se esfuerce por evocarlo, más se resistirá el nombre en acudir. Aquí la voluntad es inútil, más bien es un estorbo. Ahora relájese dése cuenta que aquel nombre está en su memoria y que usted cuenta con un medio para activar el recuerdo.
Una maestra de niños de cuarto año en Denver, usa la pantalla mental y la Técnica de los Tres Dedos para enseñar ortografía. Cubre alrededor de veinte palabras a la semana. Para poner a los niños a prueba, en lugar de ir de una pala­bra a otra y pedirles la ortografía correcta, les pide que escri­ban todas las palabras que estudiaron esa semana. Ellos re­cuerdan las palabras y la manera de escribirlas... con sus tres dedos juntos, viéndolas en su pantalla mental.
—Los más lentos —dice ella— se llevan alrededor de quin­ce minutos con la prueba.
Mediante el uso de la misma técnica ella les enseña a estos alumnos de cuarto grado las tablas de multiplicar hasta la del 12. En dos meses aprenden lo que normalmente requiere de todo un año escolar.
Tira Masters, el alumno universitario y taxista que mencio­namos en el capítulo anterior, con frecuencia recoge pasajeros que desean ir a direcciones que se encuentran en poblados vecinos, en los que él no ha estado desde hace mucho tiempo, y su recuerdo de la manera de llegar a ellos se ha vuelto vago. No son muchos los pasajeros apresurados que mostrarían pa­ciencia si él empezara a meditar antes de partir. Pero con sus tres dedos juntos, él "vuelve a vivir" la última ocasión en la que fue a ese sitio. Antes de tomar el curso de Control Mental, las calificaciones de Tim en el Institute of Technology de Nueva York eran una A y todas las demás B.
—Ahora soy un sabio... una B y todas las demás A —in­forma.
Usa el Aprendizaje Acelerado cuando estudia (más acerca de esto en el próximo capítulo) y resuelve sus exámenes con sus tres dedos juntos.
Existen otros usos para esta Técnica de los Tres Dedos, y usted leerá acerca de ellos más adelante. La usamos en varias formas que resultan poco comunes. Esto es algo que se ha vinculado con otras disciplinas meditativas a lo largo de mu­chos siglos. La próxima vez que usted admire una pintura o una escultura de una persona del Lejano Oriente (un yogui, con las piernas cruzadas en proceso de meditación) observe que los tres dedos de sus manos están unidos en forma similar.

6. APRENDIZAJE ACELERADO

Cuando usted asimile las técnicas para la memoria que presentamos en el capítulo anterior se encontrará muy cerca de nuestro siguiente paso: “El Aprendizaje Acelerado”. Aquí tiene, brevemente, el proceso que seguirá: aprenderá a entrar al nivel meditativo; después, en ese nivel, a crear una pantalla mental, que resulta de utilidad para distintos propósitos, uno de los cuales consiste en recordar información. Después, cuan­do haya premura podrá usar la técnica de los tres dedos para lograr, entre otras cosas, la recordación instantánea. Una vez que haya logrado esto estará preparado para aprender nuevas maneras de adquirir información, cosa que facilitará todavía más la recordación. Algo que resulta igualmente importante es que estas nuevas maneras de aprender no solamente facili­tarán la recordación sino que acelerarán e intensificarán la comprensión que usted tenga de lo que aprenda.
Existen dos técnicas para el aprendizaje. Empecemos con la más simple, aunque no necesariamente la más fácil.
La Técnica de los Tres Dedos se puede usar mientras usted escucha a un conferencista o lee un libro, Una vez que la ha dominado hasta un grado tal que puede entrar .instantánea­mente a nivel y operar en forma consciente en él. Esto mejo­rará su concentración en grado sumo, y la información se arraigará con mayor solidez. Más adelante usted será capaz de recordarla con mayor facilidad en el nivel Beta y todavía más fácilmente en el nivel Alfa. Un alumno que resuelve un examen con sus tres dedos juntos casi puede ver el libro de texto que leyó, y prácticamente puede escuchar al instructor mientras este explicaba la lección en clase.
La otra técnica no es tan simple, pero estará preparado para ella en las primeras etapas de su práctica de Control Mental. Tiene toda la eficacia del aprendizaje en el nivel Alfa, además de la ayuda adicional del aprendizaje en el nivel Beta. Para esto necesitará una grabadora.
Digamos que tiene que aprenderse un capítulo complejo de un libro de texto; es preciso que no solo lo recuerde, sino que lo comprenda. Durante el primer paso, no se ponga a nivel Alfa, sino permanezca en el nivel de conciencia externa, Beta. Lea el capítulo en voz alta y grábelo. Ahora entre a ni­vel, reproduzca la grabación y concéntrese escuchando su pro­pia voz que recita el material.

En una de las primeras etapas de su Control Mental, par­ticularmente si no está muy familiarizado con la grabadora que está empleando, puede ser que regrese de pronto a Beta cuando oprima el botón de reproducción, y descubra que el sonido de la voz hará más difícil el que usted entre otra vez en Alfa, y para cuando logre regresar, se habrá perdido parte de la lección, o la lección completa. Con práctica, habrá menos probabilidades de que esto suceda. Aquí tiene unos cuantos consejos:
a nivel con su dedo colocado sobre el botón de arran­que, para evitar el buscarlo con los ojos abiertos.
Haga que otra persona oprima el botón por usted cuando le dé la señal.
Emplee la técnica de los tres dedos para acelerar su rein­greso a nivel Alfa.
El problema puede parecer más serio de lo que es. De hecho, esto puede constituir en realidad una indicación de su progreso. Conforme usted se vuelve más experto, el mismo ni­vel Alfa empezará a provocarle una sensación diferente. Se sentirá cada vez más como en Beta, en virtud de que estará aprendiendo a usarlo en forma consciente. El estar completa­mente despierto con plena eficacia mental mientras se está a nivel Alfa constituye una característica especial de Control Mental.
Conforme usted progrese y vuelve a experimentar la sensa­ción anterior de estar a nivel Alfa, en realidad está entrando a un nivel más profundo, que quizá sea Theta. En las clases de Control Mental con frecuencia he visto graduados que operan con eficacia en un nivel profundo con los ojos abiertos, tan despiertos como lo está usted en este momento, y hablan con claridad, planteando y respondiendo preguntas, y gastan­do bromas.
Volvamos a lo de su grabación: para reafirmar lo apren­dido, deje que transcurra un tiempo, varios días si es posible, después vuelva a leer el material a nivel Beta y escúchate a nivel Alfa. Ahora la información será suya definitivamente.
Si usted está trabajando con otras personas en el aprendi­zaje de Control Mental con este libro, puede intercambiar cintas con ellas en una especie de división del trabajo para ahorrar tiempo. Esto funciona a la perfección, aunque existe una ventaja en el hecho de que usted escuche su propia voz.
El Aprendizaje Acelerado y la Técnica de los Tres Dedos han demostrado ser valiosos medios para ahorrar tiempo para los graduados de Control Mental en diversos campos: ventas (es­pecialmente seguros), estudios académicos, enseñanza, derecho y actuación, para nombrar tan solo unos cuantos.

Un próspero agente de seguros de vida de Canadá ya no exaspera a sus clientes hojeando tediosamente los papeles que lleva en su portafolios para encontrar respuestas a las pregun­tas acerca de complejos problemas de herencia e impuestos. El enorme conjunto de datos que necesita se encuentran en la punta de su lengua, gracias al Aprendizaje Acelerado y a sus tres dedos.
Un abogado litigante de Detroit se ha "liberado" de los apuntes cuando resume un caso complejo ante el jurado. Graba su recapitulación y la escucha a nivel Alfa la noche anterior, y después la vuelve a escuchar temprano por la mañana. Más tarde, cuando se presenta confiado ante los miembros del jurado, mantiene un contacto visual sin romper comunicación con ellos. El resultado es que habla en forma más persuasiva que si estuviera consultando apuntes, y nadie se da cuenta de lo que hace con los tres dedos de su mano izquierda.
Un comediante de un centro nocturno de Nueva York mo­difica su rutina todos los días en la que hace "comentarios" acerca de las noticias. Una hora antes del espectáculo escucha una cinta de sí mismo y sale preparado para veinte minutos de graciosas humoradas "espontáneas".
—Yo solía cruzar los dedos, y confiar en que las cosas mar­charan bien. Ahora uno tres dedos y ya sé qué es lo que va a ocurrir... voy a provocar muchas carcajadas.
El Aprendizaje Acelerado y la Técnica de los Tres Dedos son, por supuesto, ideales para los estudiantes, y esta es una razón por la cual Control Mental se ha impartido hasta el momento en veinticuatro universidades, dieciséis secundarias y ocho primarias. Gracias a estas técnicas, miles de alumnos es­tudian menos y aprenden más.

7. SUEÑO CREATIVO

¡Cuan libres somos cuando soñamos! Las barreras del tiem­po, las limitaciones del espacio, las leyes de la lógica, las repre­siones de la conciencia, todo esto desaparece y somos dioses de nuestras propias creaciones fugaces. Freud atribuyó una importancia capital a nuestros sueños porque lo que creamos en ellos nos pertenece en forma única. Al comprender los sueños de un hombre, parecía decir, comprenderás al hombre.
En Control Mental también tomamos los sueños en serio, pero en una forma diferente porque aprendemos a emplear nuestra mente de maneras distintas. Freud se ocupaba de los sueños que nos llegan en forma espontánea. Esto no es el caso en Control Mental. Nuestro interés se concentra en crear deli­beradamente sueños que sirvan para resolver problemas espe­cíficos) Como programamos el tema con anticipación, los inter­pretamos de modo diferente ... con resultados espectaculares. Aunque esto limita la espontaneidad de nuestras experiencias con los sueños pero obtenemos una libertad significativa: un mayor control sobre nuestra vida.
Cuando interpretamos un sueño que hemos preprogramado con la debida anticipación, además de obtener discerni­miento en la patología de nuestra psique, descubrimos solu­ciones a nuestros problemas cotidianos.
Son tres. los pasos que enseñamos para el Control de los Sueños, y todos ellos implican el estar a un nivel mental propio para la meditación:
EL primero consiste en recordar nuestros sueños. Mucha gente dice:
—Yo no sueño nada en absoluto.
Pero esto nunca es verdad. (Puede ser que no recordemos nuestros sueños, pero todos soñamos. Si se nos privara de soñar, al cabo de unos cuantos días habría alteraciones mentales y emocionales.

Cuando empecé a investigar la posible utilidad de los sueños para la resolución de problemas, allá por 1949, no es­taba seguro en absoluto de lo que descubriría. Había oído, al igual que usted, un sinnúmero de historias sobre premoni­ciones que ocurren en los sueños. Como todos sabemos, César fue prevenido en un sueño de los "Idus de marzo", y el mismo día, según resultó, fue asesinado. Y también Lincoln soñó pre­moniciones de su asesinato. Si estos sueños y muchos otros parecidos a ellos, constituían accidentes no susceptibles de re­petirse, entonces yo estaba perdiendo mi tiempo.
Hubo un punto en el que me sentí firmemente convencido de que en efecto estaba perdiendo mi tiempo. Había estado estudiando psicología (Freud, Adler, Jung) a lo largo de cua­tro años aproximadamente, y me empezó a parecer que mien­tras más estudiaba, menos sabía. Eran alrededor de las dos de la mañana. Arrojé mi libro al suelo y me fui a acostar, deci­dido a no perder más tiempo en proyectos inútiles como el de estudiar a los gigantes que estaban en desacuerdo incluso entre ellos mismos. A partir de ese momento me dedicaría a mi negocio de electrónica y nada más. Lo estaba descuidando, y el dinero escaseaba.
Aproximadamente dos horas más tarde me desperté a causa de un sueño. No se trataba de una serie de acontecimientos, como sucede en la mayor parte de los sueños, sino simplemente de una luz. El campo visual en mi sueño estaba bañado por la luz del sol al mediodía, un resplandor dorado, sumamente brillante. Abrí los ojos y estaba oscuro en mi habitación llena de sombras. Cerré los ojos y volvió a estar brillante. Repetí esto en varias ocasiones: ojos abiertos, oscuro; ojos cerrados, brillante. En la tercera o cuarta ocasión en la que cerré los ojos vi tres números: 3-4-3. Después otra serie de números: 3-7-3. Y la siguiente vez la primera serie volvió a aparecer, y después de otra vez la segunda serie.

Yo estaba menos interesado en los seis números que en la luz, que empezó a desvanecerse poco a poco. Me pregunté si la vida llegaría a su fin como un foco, con un relámpago repentino de luz. Cuando me di cuenta de que no me estaba muriendo quise hacer que la luz regresara para estudiarla. Modifiqué mi respiración, mi posición en la cama, mi nivel mental; nada dio resultado. La luz continuó desvaneciéndose. En conjunto, la luz duró alrededor de cinco minutos.
Quizá los números tenían un significado. Permanecí des­pierto el resto de la noche tratando de recordar números tele­fónicos, direcciones, números de licencias, cualquier cosa que pudiera dar un significado a aquellos números.
Hoy día cuento con un modo eficaz de descubrir lo que los sueños significan, pero en aquella época todavía me encon­traba en las primeras etapas de mi investigación. Al día si­guiente, cansado como lo estaba después de haber dormido únicamente dos horas, seguí tratando de relacionar los núme­ros con algo que ya conociera.
Ahora tengo que relatar algunos incidentes sin importan­cia, que me condujeron a descifrar el misterio y de allí, a una parte importante del curso de Control Mental.
Quince minutos antes de la hora de cerrar mi taller de electrónica, un amigo fue a verme para invitarme a tomar un café. Mientras me esperaba, pasó mi esposa y me dijo:
—Ya que van a ir a tomar un café, ¿por qué no pasan al lado mexicano y me compran un poco de alcohol de fricción?
Cerca del puente hay una tienda en donde el alcohol de fricción es más barato.
En el camino le hablé a mi amigo acerca del sueño, y mien­tras lo hacía se me ocurrió una idea: quizá lo que había visto era el número de un billete de lotería. Pasamos en el auto frente a una tienda en la que se encontraba la oficina central de la lotería mexicana, pero era la hora de cerrar y las corti­nas ya estaban corridas. No tenía importancia, de todos modos era una idea absurda, y seguimos una cuadra más para com­prar el alcohol para mi esposa.
Mientras el dependiente me envolvía el alcohol, mi amigo me llamó desde otra parte de la tienda.
—¿Cuál es el número que estabas buscando?
—Tres-cuatro-tres, tres-siete-tres —le dije.
—¡Ven a ver!

Allí estaba la mitad de un billete con el número 3-4-3.
A lo largo de la República de México cada uno de los cientos de miles de vendedores, al igual que esta pequeña tienda, recibe billetes con los mismos primeros tres números cada mes. Esta tienda era la única en toda la nación que vendía el nú­mero 343. El número 373 se vendía en la ciudad de México.
Unas cuantas semanas después me enteré de que mi mitad del primer billete de lotería que había comprado en mi vida se había ganado 10000 dólares, mismos que necesitaba con urgencia. Aunque me sentía sumamente alborozado, hice caso omiso del refrán que dice: "A caballo regalado no se le mira el colmillo", y analicé con sumo cuidado este caballo regalado, y lo que descubrí resultó ser mucho más valioso que el regalo mismo. Mi reflexión constituyó el fundamento para una con­vicción sólidamente cimentada de que mis estudios valían la pena. De alguna manera había yo establecido contacto con la Inteligencia Suprema. Quizá había establecido contacto con ella en muchas ocasiones y no me había dado cuenta; en esta ocasión lo sabia.
Tomemos en cuenta el número de acontecimientos aparen­temente casuales que me condujeron a esto. En un momento de desesperación, soñé con un número en una forma hasta tal punto sorprendente (con aquella luz) que tenía que recor­darlo. Después un amigo llegó para invitarme a tomar un café y, aunque estaba fatigado, acepté. Mi esposa pasó y me pidió que comprara alcohol de fricción, cosa que me condujo al único sitio en México en donde ese billete en particular estaba a la venta.
Cualquiera que piense que todo esto no es más que una coincidencia estaría en apuros para explicar un hecho sor­prendente, que se puede constatar cabalmente: cuatro gradua­dos de Control Mental en Estados Unidos, también ganaron en loterías, por medio del uso de otras técnicas que yo desarro­llé más tarde. Ellos son:* Regina M. Fornecker, de Rockford, Illinois, quien ganó 300000 dólares; David Sikich, de Chica­go, quien ganó 300 000 dólares; Francés Morroni, de Chicago, quien ganó 50000 dólares y John Fleming, de Buffalo, Nueva York, quien ganó 50000 dólares.

No tenemos ninguna objeción en contra de la palabra "coincidencia" en Control Mental; de hecho le adjudicamos un significado especial. Cuando una serie de acontecimientos que resulta difícil explicar conduce a un resultado construc­tivo, le damos el nombre de coincidencia. Cuando los aconte­cimientos conducen a un resultado destructivo les damos el nombre de accidente. En Control Mental aprendemos a pro­vocar coincidencias. "Es simplemente una coincidencia", constituye una frase que nosotros no empleamos.
El sueño que me llevó a ganar en la lotería me convenció de la existencia de la Inteligencia Suprema y de su aptitud para comunicarse conmigo. El que esto sucediera cuando yo estaba dormido y profundamente perturbado en relación con el trabajo de mi vida no resulta notable en absoluto, según lo veo ahora. Miles de personas han recibido información en sus sueños de algún modo paranormal cuando se encontraban desesperados o en peligro, o en un momento crucial de su vida. En la Biblia se narra un gran número de sueños de este tipo. Sin embargo, en ese momento, el hecho de que me sucediera a mí parecía nada menos que un milagro.
De mis lecturas recordaba que Freud decía que el sueño crea condiciones favorables para la telepatía. Para dar una ex­plicación a mi sueño tuve que ir más allá y pensar que el sueño crea condiciones favorables para recibir información de la Inteligencia Suprema. Después fui todavía más lejos y me pregunté si tendríamos que ser como alguien que espera pasivamente a que el teléfono suene. ¿No podríamos nosotros mismos marcar el número para comunicarnos con la Inteli­gencia Suprema, bajo nuestra propia iniciativa? Como perso­na religiosa, yo razoné que si podemos llegar a Dios por medio de la oración, seguramente que podemos idear un método para llegar a la Inteligencia Suprema. (Como usted verá más ade­lante, en el capítulo quince, en donde hablo de Dios y de la Inteligencia Suprema, me refiero a cosas diferentes).
Sí, mis experimentos demostraban que podemos comunicar­nos con la Inteligencia Suprema de varias maneras. Una de ellas es el Control de los Sueños, mismo que resulta muy sen­cillo y se aprende con facilidad.
Usted no puede contar con que una luz brillante lo ayude a recordar sus sueños, pero puede confiar en el efecto acumu­lativo de ¿programarse mientras está a nivel, para recordarlos. Mientras medita justamente antes de irse a dormir, diga: "Quiero recordar un sueño. Voy a recordar un sueño". Ahora duér­mase con papel y lápiz junto a su cama. Cuando se despierte, ya sea por la noche o en la mañana, escriba lo que recuerde de un sueño. Siga practicando esto noche tras noche y su re­cordación será más clara y más completa. Cuando se sienta satisfecho de haber desarrollado su habilidad, estará prepara­do para el segundo paso:
Durante su sesión de meditación, antes de dormirse, repase un problema que se pueda resolver por medio de información o consejos. Asegúrese de que verdaderamente le interesa resol­verlo, pues las preguntas ociosas producen respuestas ociosas. Ahora prográmese a sí mismo con estas palabras: "Quiero tener un sueño que contenga información para resolver el problema que tengo en mente. Voy a tener dicho sueño, lo voy a recordar y lo voy a comprender"
Cuando se despierte por la noche o por la mañana, recons­truya el sueño que recuerde en forma más vivida y busque su significado.

Como mencioné con anterioridad, nuestro método para la interpretación de los sueños tiene que ser diferente del método freudiano, en virtud de que nosotros generamos deliberada­mente los sueños. En consecuencia, si acaso está usted familia­rizado con la interpretación freudiana de los sueños, olvídese de ella para los efectos de Control Mental.
Imagine lo que Freud diría acerca de este sueño: un hom­bre se encontraba en medio de la selva rodeado de salvajes. Se estaban acercando a él en actitud amenazadora, alzando y ba­jando sus lanzas. Cada lanza tenía un agujero en la punta. Cuando se despertó vio su sueño como la respuesta a un pro­blema que habla obsesionado su trabajo: cómo diseñar una máquina de coser. Podía hacer que la aguja subiera y bajara, pero no que cosiera... hasta que su sueño le dijo que hiciera un agujero en la punta. El hombre era Elias Howe, inventor de la primera máquina de coser práctica.
Un graduado de Control Mental atribuye al control de los sueños el mérito de haberle salvado la vida. En la víspera de un viaje de siete días en motocicleta, él programó un sueño para que le advirtiera de cualquier peligro en particular que él pudiera enfrentar. La mayor parte de los viajes prolongados que había hecho con anterioridad se habían caracterizado por pequeños percances: un neumático desinflado en una ocasión; tierra en la manguera del combustible en otra; y en su último viaje, una nevada imprevista.
Soñó que estaba en la casa de un amigo. Para cenar le servían un plato lleno de ejotes(Habichuelas tiernas en su vaina.) crudos, en tanto que todos los demás saboreaban una deliciosa quiche Lorraine. ¿Significaba esto que tenía que abstenerse de comer ejotes a lo largo de su viaje? El peligro de que esto sucediera era mínimo, ya que le desagradaban los ejotes, particularmente crudos. ¿Significaba el sueño que ya no era bienvenido en la casa de su amigo? No, él tenía confianza en su amistad; además de ello, eso no tenía nada que ver con su viaje en motocicleta.
Dos días más tarde viajaba a toda velocidad por una ca­rretera de Nueva York, en la madrugada. Era una hermosa mañana, la carretera estaba en perfectas condiciones, y no ha­bía tráfico, excepto por un pequeño camión que iba adelante.
Cuando se acercó al camión observó que estaba cargado con sacos de ejotes. Recordando su sueño aminoró la velocidad de 65 a 25 millas por hora; después, al tomar una curva a 15 millas por hora, la llanta trasera de su motocicleta resbaló un poco en la curva... ¡con algunos ejotes que habían caído del camión! A una velocidad más alta el resbalón habría re­sultado serio, posiblemente fatal.

Únicamente usted puede interpretar los sueños que decide tener. Con una autoprogramación anticipada y ordenada para comprender sus sueños, tendrá una "corazonada" en cuanto a significado.(La corazonada con frecuencia constituye el medio por el cual nuestro subconsciente, silenciosamente se comu­nica con nosotros. Con práctica usted adquirirá una confianza cada vez mayor en estas corazonadas programadas.
Las palabras que he sugerido emplear para la autoprogra­mación son aquellas que utilizamos en las clases de Control Mental. También funcionarán otras palabras, pero en caso de que llegue a tomar un curso de Control Mental, ya estará condicionado y tendrá una experiencia más plena si ha arrai­gado las palabras exactas con anticipación, en el nivel Alfa.
Si es paciente con el Control de los Sueños y lo practica, descubrirá uno de los recursos mentales más valiosos. No es­pere razonablemente convertirse en un ganador de la lotería: es parte del sistema de las loterías el que sean pocos los que ganen. Pero es parte de la naturaleza de la vida el que todo el mundo puede ganar mucho más de lo que ofrecen las loterías.


8. SUS PALABRAS TIENEN PODER

En la Introducción sugerimos que usted no practicara nin­guno de los ejercicios durante la primera lectura. Lo siguiente es una excepción; póngalo en práctica en este momento. Uti­lice toda su imaginación en este ejercicio.
Vamos a analizar las implicaciones que tiene esto.
Imagine que está parado en su cocina, sosteniendo un li­món que acaba de sacar del refrigerador. Se siente frío en su mano. Observe su aspecto exterior, su cáscara amarillenta. Tie­ne un color amarillo ceroso, y la cascara termina en dos pe­queñas puntas verdes. Apriételo un poco y sienta su firmeza y su peso.
Ahora llévese el limón a la nariz y huélalo. Nada huele como un limón, ¿no es así? Ahora parta el limón a la mitad y huélalo. El olor es más intenso. Ahora muérdalo y deje que el jugo se arremoline en su boca. Tampoco hay nada que ten­ga el sabor de un limón, ¿no es cierto?
Al llegar a este punto, si ha usado bien su imaginación, se le habrá hecho agua la boca.
Vamos a analizar las aplicaciones que tiene todo esto.
Palabras, "simples palabras", afectaron sus glándulas sali­vales. Las palabras ni siquiera reflejaron una realidad, sino algo que usted imaginó. Cuando leyó aquellas palabras acerca del limón le estaba diciendo a su cerebro que tenía un limón, aunque en realidad no hablaba en serio. Su cerebro lo tomó seriamente y le dijo a sus glándulas salivales:
—Este tipo está mordiendo un limón. Apúrense, enjuaguen la boca.
Las glándulas obedecieron.
La mayor parte de nosotros pensamos que las palabras que usamos reflejan significados y que lo que significan puede ser bueno o malo, cierto o falso, poderoso o débil. Esto es verdad, pero no es todo. Las palabras no solamente reflejan la reali­dad, sino que crean una realidad como el flujo de la saliva.
El cerebro no es un intérprete perspicaz de nuestras inten­ciones; recibe información y la acumula, y como está a cargo de nuestro cuerpo, si le decimos algo como: "Ahora me estoy comiendo un limón", empieza a funcionar.
Ha llegado el momento para lo que en Control Mental llamamos "limpieza mental". No hay ejercicio alguno para esto, sino es simplemente la decisión de (tener cuidado con las palabras que usemos para activar nuestro cerebro,)
El ejercicio del limón que llevamos al cabo era neutral: físicamente no nos aportó beneficio ni perjuicio. Pero las pa­labras que empleamos a diario pueden provocar indistinta­mente beneficios o daños.

Un gran número de niños juegan un jueguito a la hora de comer. Describen la comida que están ingiriendo en los términos más nauseabundos posibles: la mantequilla está he­cha de insectos apachurrados, para elegir como ejemplo uno de los menos pintorescos que recuerdo. El objeto del juego consiste en fingir que uno no siente náuseas ante estas pers­pectivas nuevas sobre los alimentos, y empujar a otra persona más allá de su capacidad para fingir. Con frecuencia da resul­tado, y lo que sucede es que de pronto alguien pierde el apetito.
Como adultos, con frecuencia caemos en este mismo juego. Apagamos nuestro apetito por la vida con palabras negativas y las palabras, al ir haciendo acopio de poder con la repeti­ción, a su vez dan origen a vidas negativas.
—¿Cómo estás?
—Mmm, no me puedo quejar, o
—No vale la pena quejarse, o
—Ahí, regular.
¿De qué manera responde el cerebro ante estas actitudes deprimentes?
Cuando "resulta un tormento lavar los trastes" o "Es un gran dolor de cabeza poner al corriente su talonario de che­ques" o "Le enferma el clima que estamos padeciendo", esto me hace pensar que los proctólogos deben una gran parte de sus ingresos a las palabras que nosotros empleamos. Re­cuerde que el cerebro es un intérprete literal. Dice:
—Este tipo está pidiendo un dolor de cabeza. Muy bien, hay que darle un dolor de cabeza.
Desde luego, cada vez que decimos que algo nos provoca dolor, no surge un dolor de inmediato. El estado natural del cuerpo es la buena salud, y todos sus procesos están adaptados para la salud. No obstante, si se aporrean sus defensas lo suficiente en forma verbal, acaba por producir las mismas enfer­medades que le ordenamos.
Dos cosas añaden poderla las palabras que utilizamos: nuestro nivel mental y el grado de participación emocional en lo que decimos.
Si decimos "¡Dios mío, eso duele!", con convicción, le ofre­cemos una cálida hospitalidad al dolor. Si decimos "¡Aquí no consigo que se haga nada!", con vehemencia, la frase se con­vierte en una realidad que añade una validez efectiva al sen­timiento.
Control Mental ofrece defensas eficaces contra nuestros pro­pios hábitos nocivos. (En Alfa y Theta nuestras palabras tienen un poder incrementado en forma increíble. En los capítulos anteriores usted ya vio cómo, mediante palabras sencillas, puede programar por anticipado sus sueños y transferir de las palabras a sus tres dedos el poder para llevarlos a Alfa.
Yo jamás me reí de Emile Coué, aunque en estos tiempos sofisticados un gran número de personas lo hace. Él es famoso por una frase que hoy día hace reír con la misma certeza que la culminación ingeniosa de un chascarrillo: "Cada día, en todos sentidos, estoy mejor y mejor". ¡Estas palabras han cu­rado a miles de personas de enfermedades verdaderamente gra­ves! No constituyen un chascarrillo; yo las respeto y veo al doctor Coué con asombro y gratitud, porque he aprendido lecciones inapreciables de su libro Self-Mastery Through Auto-suggestion (Nueva York: Samuel Weiser, 1974).

El doctor Coué fue químico durante casi treinta años en Troyes, Francia, lugar donde nació. Después de estudiar y experimentar con la hipnosis, elaboró una psicoterapia propia, basada en la autosugestión. En 1910 abrió una clínica gratuita en Nancy, en donde trató con éxito a miles de pacientes, algu­nos con reumatismo, severos dolores de cabeza, asma, parálisis en una extremidad, otros con tartamudeos, llagas tuberculosas, tumores fibrosos y úlceras... una sorprendente variedad de padecimientos. Jamás curaba a nadie, decía que les enseñaba a curarse a sí mismos. No cabe la menor duda de que las cura­ciones ocurrieron (están perfectamente documentadas) pero el método Coué ha desaparecido casi por completo desde la muer­te de él, en 1926. Si este método hubiera sido tan complejo que únicamente unos cuantos especialistas pudieran aprender a practicarlo, puede ser que estuviera ampliamente difundido hoy día. Es un método sencillo. Cualquier persona lo puede aprender. Su esencia está en Control Mental.
Existen dos principios fundamentales:
1. Únicamente podemos pensar en una cosa a la vez, y
2. Cuando nos concentramos en un pensamiento, el pensamiento "se convierte en realidad porque nuestro cuerpo lo transforma en acción.
Por lo tanto, si usted desea activar los procesos de curación de su cuerpo, mismos que quizá estén obstaculizados por pensamientos negativos (conscientes o inconscientes), simplemente repita veinte veces consecutivas: “Cada día, en todos sentidos, estoy mejor y mejor" Haga esto dos veces al día y estará usan­do el método Coue.
Como mis propias investigaciones han demostrado que el poder de las palabras se intensifica enormemente en los niveles meditativos, he hecho algunas adaptaciones de este método. A nivel Alfa y Theta nosotros decimos: "Cada día, en todos sen­tidos, estoy mejor, mejor y mejor". Lo decimos tan solo una vez durante la sesión de meditación. También decimos (y esto igualmente es influencia del doctor Coué): “Los pensamientos negativos y las sugestiones negativas no tienen influencia al­guna sobre mí en ningún nivel mental”
"Estas dos oraciones solas han producido un número impre­sionante de resultados concretos. De particular interés es la experiencia de un soldado que de súbito fue enviado a Indo­china, antes de que pudiera terminar más que el primer día del curso de Control Mental. Él recordaba la manera de medi­tar y recordaba estas dos oraciones.

Fue asignado a la unidad de un sargento alcohólico de ca­rácter irritable, que escogió al recién llegado para hacerlo víc­tima especial de su abuso. Al cabo de unas cuantas semanas el soldado empezó a despertarse por la noche con accesos de tos, después con ataques de asma, que nunca antes había tenido. Un examen médico exhaustivo demostró que su salud era per­fecta. Entre tanto él se fatigaba cada día más; empezó a tener un desempeño deficiente en su trabajo y atrajo la atención todavía más desagradable por parte de su sargento.
Otros integrantes de su unidad empezaron a recurrir a las drogas; él recurrió a Control Mental y a las oraciones mencio­nadas. Por fortuna tenía la oportunidad de meditar tres veces al día.
—En tres días estaba completamente inmune al sargento. Hacía lo que me decía que hiciera, pero nada de lo que dijera podía afectarme. Al cabo de una semana dejé de toser y el asma desapareció.
Si esto me lo hubiera dicho un graduado de Control Mental, me habría sentido complacido, como me siento siempre con las narraciones de éxitos, pero no muy impresionado. Conta­mos con algunas técnicas más poderosas para la autocuración, mismas que le ayudaré a aprender en capítulos posteriores. Lo que convierte la experiencia de este hombre en un caso par­ticularmente interesante es que él no conocía ninguna de estas técnicas, sino que usó solamente las dos afirmaciones que apren­dió aquel primer día.
Las palabras son sorprendentemente poderosas incluso a nive­les mentales mucho más profundos que los que usamos en Con­trol Mental. Una enfermera anestesista (y conferencista de Control Mental) de Oklahoma, la señora Jean Mabrey, aplica este conocimiento para ayudar a sus pacientes. Tan pronto que se encuentran bajo los efectos de una anestesia profunda, ella murmura en sus oídos instrucciones que pueden acelerar su recuperación, y en algunos casos salvar su vida.
Durante una operación, cuando normalmente se esperaría una hemorragia abundante, el cirujano se mostró asombrado: apenas si había un hilillo de sangre. La señora Mabrey había murmurado:
—Diga a su cuerpo que no sangre.
Hizo esto antes de la primera incisión, y después aproxima­damente cada diez minutos a lo largo de la operación. En el curso de otra intervención ella murmuró:
—Cuando despierte, sentirá que todo el mundo en su vida la ama, y se amará a sí misma—. Esta paciente preocupaba en forma especial a su cirujano. Era una mujer tensa, que conti­nuamente se quejaba y para ella cualquier dolor resultaba nefasto, actitud que podía entorpecer su recuperación. Más tarde, cuando despertó de los efectos de la anestesia, había una nueva expresión en su rostro, y tres meses después el ci­rujano le dijo a la señora Mabrey que esta paciente, que otrora fuera por demás nerviosa, estaba "trasformada". Se ha­bía convertido en una persona relajada y optimista, y se recu­peró rápidamente de su operación.
El trabajo de la señora Mabrey ilustra tres cosas que nos­otros enseñamos en Control Mental: Primero: las palabras tienen un poder especial en los niveles mentales profundos; segundo, la mente ejerce una autoridad mucho más firme sobre el cuerpo de la que se le atribuye; y tercero, como observé en el capítulo 5, siempre estamos conscientes.
¿Cuántos padres de familia entran bruscamente en la habi­tación de un niño dormido, acomodan con rapidez las cobijas y se salen, cuando una pausa para decir unas cuantas palabras positivas y amorosas ayudarían a que el niño se sintiera más seguro y más tranquilo a lo largo del día?
Son tantos los graduados de Control Mental que informan acerca de mejorías en su salud, en ocasiones antes de haber terminado siquiera el curso, que en una ocasión descubrí que me encontraba a punto de tener una dificultad con la profe­sión médica de mi ciudad natal. Algunos pacientes decían a sus médicos que nosotros habíamos curado sus problemas de salud, y los médicos se quejaron ante el fiscal de distrito. Él realizó una investigación y averiguó que no estábamos practi­cando medicina, como temían los doctores. Por fortuna no es ilegal que Control Mental resulte benéfico para la salud, o de lo contrario la organización de Control Mental no existiría hoy día.

9. EL PODER DE LA IMAGINACIÓN

La fuerza de voluntad necesita conquistar un enemigo; antes de alcanzar su objetivo. Trata de ser ruda y, al igual que la mayor parte de los rufianes, se acobarda cuando las cosas se ponen difíciles. Existe una manera más suave y más sencilla de vencer los hábitos nocivos: la imaginación La imaginación se enfoca directamente al objetivo y consigue lo que desea.
Esta es la razón por la cual en los capítulos anteriores le di tanta importancia al hecho de que usted asimilara la visualización llena de realismo en los niveles profundos de la mente. Si usted estimula a su imaginación con creencias, deseos y expectativas, y la entrena para que visualice sus objetivos de tal manera que usted los vea, los sienta, los escuche, los pruebe y los toque, conseguirá lo que desea.
'"Cuando la voluntad y la imaginación están en conflicto, es siempre la imaginación la que triunfa", escribió en cierta oca­sión Emile Coué.
Si usted piensa que desea abandonar un hábito nocivo, es probable que se esté engañando a sí mismo. Si en realidad deseara abandonarlo, el hábito desaparecería por sí solo. Lo que usted debe desear más que el hábito como tal es el bene­ficio de abandonarlo. Una vez que aprenda a desear ese be­neficio, quedará libre del hábito "indeseable".
El pensar acerca de su hábito y decidir firmemente que lo va a abandonar puede ligarlo más estrechamente a él. La situa­ción se parece un poco a la de proponerse que se vara dormir; la misma firmeza de su decisión puede mantenerlo despierto.
Ahora vamos a ver de qué manera se puede hacer que todo esto trabaje en su favor. Como ejemplos, usaremos dos hábitos que los graduados de Control Mental superan en forma por demás exitosa: comer en exceso y fumar.
Si usted desea bajar de peso, el primer paso consiste en analizar el problema en el nivel externo.
¿Su problema radica en comer demasiado, en no hacer el ejercicio suficiente, o en ambas cosas?
Muy bien puede suceder que no sea el comer en exceso, sino el comer los alimentos equivocados. Una dieta de alimen­tos más adecuados a sus necesidades particulares puede ser la respuesta. Su médico puede aconsejarle.

¿Por qué desea bajar de peso? ¿Está tan gordo que su salud se ve afectada, o sencillamente siente que si estuviera más del­gado sería más atractivo? Cualquiera de las dos cosas propor­ciona una buena razón para bajar de peso, pero es preciso que usted sepa de antemano cuál es el beneficio que espera obtener de la reducción de peso.
Si usted ya come los alimentos adecuados en cantidades moderadas, si hace tanto ejercicio como le es posible dentro de un límite razonable, y solamente está un poco excedido de peso, mi consejo sería (a menos que su médico diga lo contrario) que se conforme con su estado. La alternativa constituye un trastorno innecesario para usted. Además probablemente haya problemas mayores y oportunidades más importantes en su vida para que ponga en práctica su Control Mental.
Si está seguro de que en realidad desea bajar de peso y saberla razón, su siguiente paso consiste en analizar todos los beneficios que derivará, no los beneficios generales como "lu­ciré mejor" sino los concretos que impliquen, si fuera posible, la participación de sus cinco sentidos. Ejemplo:
Vista: Encuentre una fotografía suya de cuando estaba tan delgado como le gustaría estar ahora.
Tacto: Imagine cuan tersos se sentirán al tacto sus brazos, sus muslos y su vientre cuando vuelva a estar delgado.
Gusto: Imagine los sabores de los alimentos a los que dará mayor importancia en su nueva dieta.
Olfato: Imagine el olor de los alimentos que comerá.
Oído: Imagine lo que dirán aquellas personas que son im­portantes para usted acerca de su éxito al bajar de peso!
Ni siquiera los cinco sentidos bastan para lograr una visualización a conciencia. Las emociones también son importantes.
Imagine cuan alborozado y confiado se sentirá cuando esté tan delgado como desea estarlo.
Una vez que todo esté arraigado con firmeza en la mente, póngase a nivel. Dé origen a su pantalla mental y proyecte en ella una visualización del aspecto que tiene actualmente. Ahora deje que desaparezca y desde la izquierda (el futuro) deslice una imagen (acaso sea la vieja fotografía) de sí mismo con el aspecto que desea tener y que tendrá cuando la dieta tenga éxito?
Mientras contempla mentalmente su nueva figura, imagine con todos los detalles que le sea posible, lo que sentirá cuando esté así de delgado. ¿Qué sentirá cuando se incline para atarse las agujetas de los zapatos? ¿Cuando suba las escaleras? ¿Cuando pueda usar su ropa que ahora le queda demasiado ajustada? ¿Cómo se verá en traje de baño? Tómese su tiempo y sienta todo esto. Recorra con los cinco sentidos, uno por uno, cómo se describió arriba. ¿Qué efecto le producirá a sí mismo el ha­ber realizado este objetivo?
Ahora repase mentalmente su nueva dieta, no solamente lo que va a comer, sino la cantidad, y elija algunos bocadillos, ya sean zanahorias crudas o cualquier otra cosa. Dígase a sí mismo que estos son los únicos alimentos que su cuerpo nece­sitará y que no enviará punzadas de hambre como un medio para pedir más. Aquí llega a su fin su sesión de meditación. Repítala dos veces al día.

Observe que a lo largo de su sesión de meditación no hubo una sola imagen o pensamiento sobre los alimentos que no debe comer. Los come en exceso porque le gustan; el solo he­cho de pensar en ellos hará que su imaginación se tambalee en direcciones indeseables.
En el diario Mercury News (13 de octubre de 1974), de San José, Cal., se citaron las siguientes palabras de Alexis Smith, actriz de Hollywood: “Los pensamientos positivos funcionan de maravilla en una dieta para bajar de peso. No piense una sola vez en lo que está rechazando, concéntrese en lo que está obteniendo”. Con frecuencia le dicen que luce más atractiva ahora que cuando filmó algunas de las películas de la Warner Brothers que se exhiben hoy día por televisión. Ella atribuye gran parte de esto a Control Mental. "La gran diferencia", dice ella, según la cita del diario: "es que ahora estoy más equi­librada y tengo un mayor control sobre mí misma".
En su programa para reducir de peso, asegúrese de elegir una meta razonable para la reducción de peso; de lo contra­rio destruirá la credibilidad de su proyecto. Si tiene 25 kilos de exceso, no puede esperar razonablemente que lucirá como Audrey Hepburn o Mark Spitz la semana entrante. Pocos serán los beneficios que obtenga si se visualiza así.
Es posible que reciba viejos mensajes corporales durante los primeros días, mismos que le recordarán las delicias de los bombones. A lo largo de sus actividades diarias, cuando posi­blemente no cuente con tiempo para meditar, respire profun­damente, una sus tres dedos, y recuérdese a sí mismo, con las mismas palabras que usó durante la sesión de meditación, que su dieta es lo único que su cuerpo necesita y que no sentirá punzadas de hambre. Un vistazo rápido a una vieja fotografía suya con el aspecto que le gustaría tener, le dará apoyo.
Conforme progrese con su Control Mental en esta y otras áreas, su estado mental en general mejorará y esto a su vez con­tribuirá en forma más importante al funcionamiento apropia­do de su cuerpo y con una pequeña ayuda mental, su cuerpo buscará con más gusto su peso adecuado.
Existen múltiples variaciones de esta técnica, que usted pue­de emplear y se le pueden ocurrir en el transcurso de una se­sión de meditación. Un obrero de una fábrica de Omaha, se dijo a sí mismo durante sus meditaciones:
—Apeteceré y comeré tan solo aquellos alimentos buenos para mi cuerpo.
De pronto descubrió que tenía un nuevo interés en las ensaladas y los jugos de verduras, y que su interés en los ali­mentos ricos en calorías iba disminuyendo. Resultado: perdió 20 kilos en cuatro meses.

Una mujer de Ames, lowa, utilizó la misma técnica. Unos cuantos días más tarde compró unas donas: tres para sus hijos y tres para los amigos de ellos.
—Me olvidé por completo de comprar una para mí. Casi lloré. ¡Control Mental estaba dando resultado!
Un granjero de Masón City, lowa, compró un traje de 150 dólares que, por no ser de su talla, le quedaba muy mal. No podía cerrarse el pantalón ni abotonarse el saco.
—El dependiente pensó que yo estaba loco —dijo—. Pero con la técnica de la pantalla mental perdió casi veintitrés kilos en cuatro meses.
—Y ahora el traje parece hecho a mi medida.
No todos los resultados son tan espectaculares. De hecho, no es preciso que todos lo sean. Sin embargo, Caroline de Sandre, de la ciudad de Denver y Jim Williams, quien está a cargo de las actividades de Control Mental en el área de Colorado, emprendieron un programa experimental que demuestra la efectividad de las técnicas de Control Mental para aquellas personas que genuinamente quieren bajar de peso.
Ella organizó un grupo experimental de 25 graduados de Control Mental, quienes se reunirían una vez a la semana a lo largo de un mes. Entre las 15 personas que asistieron a todas las reuniones, la pérdida promedio de peso fue de un poco más de dos kilos y medio. ¡Todos bajaron de peso!
Un mes más tarde, ella se entrevistó con estas 15 personas y se enteró de que 7 habían seguido bajando de peso, y 8 se habían mantenido en su peso. ¡Ninguno había subido de peso!
Caroline reporta que esta no solamente fue una experiencia exenta de sacrificio para estos graduados, sino que resultó agradable, pues no solo bajaron de peso sin punzadas de hambre o ningún otro malestar, sino que reforzaron diversas habili­dades adquiridas por medio de Control Mental.
La pérdida de promedio de peso fue aproximadamente la que se habría producido si ellos hubieran tomado seguido al­guno de los métodos más exitosos para reducción de peso. La propia Caroline había trabajado como conferencista para uno de tales cursos durante un año y medio, y era directora ad­junta de alimentación en el Swedish Medical Center de Denver... y es experta en nutrición adecuada y control de peso.
Ella tiene planeado continuar con este proyecto de grupo y crear otro para fumadores.
El fumar es un hábito hasta tal punto nocivo que si usted es un fumador, este es el momento de empezar a convertirse en ex fumador. Al igual que con la reducción de peso, vamos a proceder en etapas sencillas para dar a su cuerpo bastante tiempo para que su mente aprenda a obedecer una clase de instrucciones totalmente diferente.
No hay necesidad de repasar en el nivel externo la razón por la que debería dejar de fumar; los motivos lúgubres le son lo suficientemente familiares. Lo que necesita es una lista de beneficios que más adelante se harán tan vividos que tendrá el deseo de abandonar el vicio.
Tendrá mayor vitalidad; sus sentidos físicos se agudizarán; y disfrutará más plenamente de la vida! Usted sabe mejor que yo, que no soy fumador, qué es lo que obtendrá.
Póngase a nivel y véase a sí mismo en su pantalla mental en la situación en la que normalmente fuma su primer ciga­rrillo del día. Visualícese a sí mismo, completamente a gusto, desde ese momento hasta que termine una hora, mientras hace todo lo que normalmente haría, excepto fumar. Si, por ejem­plo, la hora es de las 7:30 a las 8:30 a. m., dígase a sí mismo: "Ahora soy y seguiré siendo un ex fumador de las 7:30 a las 8:30 a. m. Disfruto de ser un ex fumador durante esta hora. Resulta sencillo y estoy acostumbrado a ello”.
Continúe este ejercicio hasta que se sienta verdaderamente a gusto, en el nivel externo, con su primera hora de liberación de los cigarrillos. Ahora proceda con la siguiente hora, y pron­to con la tercera, y así sucesivamente. Tome esto con lentitud,
ya que el avanzar con excesiva rapidez puede conducirlo a castigar su propio cuerpo, cosa que difícilmente resulta justa, ya que fue su mente, y no su cuerpo, la que lo introdujo al hábito en primer lugar. Deje que su mente lleve al cabo la tarea por medio de imaginación. Aquí tiene unos cuantos consejos para acelerar la llegada del día de la liberación absoluta:
Cambie con frecuencia de marcas.

Durante las horas en las cuales todavía no sea un ex fuma­dor, pregúntese a sí mismo cada vez que vaya a tomar un cigarrillo: "¿En realidad quiero este cigarrillo?" Con sorprendente frecuencia la respuesta resulta negativa. Espere a que verdaderamente lo apetezca.
Si, a lo largo de una de sus horas liberadas, su cuerpo in­terviene con una "necesidad" aparente de fumar, respire pro­fundamente, junte sus tres dedos, y, usando las mismas pala­bras que emplea en la sesión de meditación, recuérdese a sí mismo que es y seguirá siendo un ex fumador durante esta hora.
Puede agregar otras técnicas a este método básico para controlar el hábito de fumar. Un hombre de Omaha, que llevaba ocho años de fumarse una cajetilla y media diariamente, visua­lizó en Alfa todos los cigarrillos que se había fumado en su vida (un gigantesco montón). Después los colocó en un incine­rador y los quemó.
Enseguida imaginó todos los cigarrillos que fumaría en el futuro a menos que dejara el hábito (otro gigantesco montón) y lleno de alegría los quemó también en el incinerador. Después de haber dejado de fumar un sinnúmero de veces en el pasado, en esta ocasión abandonó el cigarrillo para siempre después de una sola sesión de meditación. No sufrió de antojos, no comió en exceso, no tuvo efectos colaterales.
Lamento decir que no puedo hablar de haber tenido el mismo éxito con el cigarrillo que con la reducción de peso. No obstante, tengo conocimiento de un número suficiente de graduados que han dejado de fumar y de otro número sufi­ciente de graduados que han reducido la cantidad de cigarri­llos, para apremiar a cualquier fumador para que ponga a Control Mental a trabajar en la conquista del hábito.

10. USE SU MENTE PARA MEJORAR SU SALUD

Yo empleo aproximadamente la mitad de mi tiempo via­jando por todos los rincones de este y otros países para dirigir la palabra a grupos de graduados de Control Mental. En el transcurso de un año conozco, no a cientos, sino a muchos miles de personas que informan sobre autocuraciones verdaderamente maravillosas. Pero esto para mí ya es lugar común. Me asombro en otro sentido, me asombro de que no todo el mundo haya caído en te cuenta del inmenso poder que ejerce la mente sobre el cuerpo.
Son muchos los que piensan que la curación psíquica es extraña y esotérica, y sin embargo, ¿qué podría ser más extraño y más esotérico que las poderosas drogas que ingieren por pres­cripción médica y que producen efectos colaterales que consti­tuyen una amenaza para la salud? A lo largo de mis experien­cias con la curación psíquica, jamás he sentido, visto u oído hablar de un solo efecto colateral nocivo.
Las investigaciones médicas están descubriendo cada vez más acerca da la relación existente entre el cuerpo y la mente.) Entre todos los—esfuerzos de investigación diferentes y aparen­temente no relacionados entre sí, existe una consistencia fascinante acerca de los hallazgos. Resulta que en ello la mente juega un papel misteriosamente poderoso.
Si Control Mental fuera perfecto (no lo es; todavía estamos aprendiendo) creo que todos tendríamos un cuerpo perfecto, todo el tiempo. Sin embargo, es un hecho ineludible el que ya sabemos lo suficiente para fortalecer con nuestra mente las facultades de reparación del cuerpo, con el objeto de que las enfermedades se puedan combatir con mayor éxito. Desde luego los métodos sencillos de Emile Coué dieron resultados, y los métodos de Control Mental, que incluyen los de Coué, funcionan con una fuerza todavía mayor.
Obviamente, conforme usted adquiera mayores aptitudes para la autocuración requerirá de menos atención médica. Empero, en esta etapa del desarrollo de Control Mental, y en esta etapa de su dominio de lo que hemos elaborado, resulta de­masiado prematuro que los médicos de la nación se jubilen. Lo que usted debería hacer es consultarlos, como lo haría nor­malmente, y seguir los consejos que le den. Lo que puede ha­cer es sorprenderlos con la velocidad de su recuperación. Algún día ellos se preguntarán qué fue de usted.
Un gran número de graduados informan que usan Control Mental en emergencias para reducir las hemorragias y el dolor. Ejemplo: la esposa del señor Donald Wildowsky se encontraba de viaje en Texas, en una convención con su esposo. Según lo reporta el periódico Bulletin, de Norwich, Connecticut, ella se zambulló en una alberca y se provocó la ruptura de un tímpano.
"Nos encontrábamos a kilómetros de distancia de una ciu­dad, y yo no quería obligarlo a partir a la mitad de la conven­ción", dijo ella, según las palabras que le atribuyen en el diario. "Así que me puse a nivel, coloqué mi mano sobre mi oreja, me concentré en el área dolorida y dije: «¡Desapareció, des­apareció, desapareció!»
"La hemorragia se detuvo de inmediato y el dolor cesó. Cuando finalmente vi a un doctor, este se quedó sin habla a causa de su asombro".
En la autocuración, hay que seguir seis pasos bastante sencillos:
El primero consiste en empezar, en Beta, a sentir que uno se está convirtiendo en una persona amorosa (y por lo tanto capaz de perdonar), y a considerar que el amor constituye un objetivo en sí mismo. Esto probablemente requerirá de una limpieza mental bastante concienzuda (véase el capítulo 8).

Segundo, póngase a nivel. Este solo hecho constituye un paso primordial hacia la autocuración en virtud de que, como mencioné con bastante anterioridad, en este nivel el trabajo negativo de la mente (todas sus culpas y enojos) se neutraliza, y el cuerpo queda libre para hacer aquello para lo que lo diseñó la naturaleza: repararse a si mismo. Desde luego, es po­sible que usted tenga sentimientos auténticos de culpabilidad y enojo, pero hemos descubierto que estos se experimentarán únicamente en el nivel externo, o nivel Beta, y que tienden a desaparecer conforme usted practica el Control Mental.
Tercero, háblese a sí mismo mentalmente acerca del primer paso: exprese su deseo de realizar una concienzuda limpieza mental... usar palabras positivas, pensar en forma positiva, convertirse en una persona afectuosa.
Cuarto, experimente mentalmente la enfermedad que lo está aquejando. Utilice la pantalla mental y observe y sienta la enfermedad. Este paso debe ser breve: su propósito consiste simplemente en concentrar su energía curativa en el punto en el que se le necesita.
Quinto, borre rápidamente esta imagen de su enfermedad y experimente la sensación de que está completamente curado. Sienta la libertad y la alegría que le provoca el hecho de tener una salud perfecta. Aférrese a esta imagen, demórese obser­vándola, disfrútela, y adquiera la convicción de que la merece, de que en este estado de salud, se encuentra completamente en armonía con las intenciones de la naturaleza respecto a usted.
Sexto, refuerce su limpieza mental una vez más, y finalice expresando para sí mismo estas palabras: “Cada día en todos sentidos me siento mejor, mejor y mejor".
¿Cuánto tiempo es conveniente que se prolongue esto y con qué frecuencia lo debe llevar al cabo?
Mi experiencia me dice que quince minutos es un periodo adecuado. Lleve al cabo este ejercicio tan frecuentemente como le sea posible, no menos de una vez al día. Aquí no hay "de­masiado".
Permítame que divague un momento. Es posible que haya oído decir que la meditación es un cosa muy buena pero que es preciso tener cuidado de no fascinarse con ella hasta el grado de que se practique en exceso. Esto, dicen, puede conducir a un aislamiento del mundo y a una preocupación enfermiza con uno mismo. Yo no sé si esto será cierto o no. .Esto se dice de otras disciplinas meditativas, no de Control Mental. Nos­otros hacemos resaltar nuestra participación con el mundo, no el aislamiento de él; no buscamos pasar por alto los problemas prácticos ni ignorarlos, sino enfrentarlos sin rodeos para resol­verlos. No es posible excederse en esto.
Regresemos a la autocuración: el primer paso no tiene fin. Póngalo en práctica en Beta, Alíalo Theta. Vívalo. Si siente que se le escapa durante el día, junte sus tres dedos por un ins­tante para reforzar la idea en forma instantánea.

Muchos de nuestros centros de Control Mental publican boletines noticiosos para sus graduados. Estos están repletos de informes procedentes de graduados que hablan sobre lo que Control Mental ha hecho por ellos. Las narraciones sobre la manera en la que controlan dolores de cabeza, asma, fatiga y presión arterial elevada son demasiado numerosas para con­tarlas.
Aquí tenemos una, que elijo porque el autor es médico de profesión.
Desde que tenía aproximadamente once años de edad padecí jaquecas de migraña. Al principio se producían ocasionalmente y se podían controlar, pero conforme yo crecía las jaquecas empeoraban y finalmente empecé a pa­decer "jaquecas múltiples" que duraban tres o cuatro días, con un intervalo de solo dos días entre cada ataque. Una migraña verdaderamente intensa es desoladora ... por lo general afecta a un lado de la cara y la cabeza. Se siente como si los ojos estuvieran siendo empujados de sus órbi­tas. Parece como si nos apretaran con una prensa y el estó­mago nos da volteretas. En ocasiones el ataque se alivia por medio una preparación específica, una droga vasocons­trictora, misma que se tiene que tomar al principio, mien­tras el dolor es todavía tolerable. Una vez que el dolor ha progresado durante algún tiempo nada lo aliviará excepto el paso del tiempo. Yo estaba llegando al punto en el que tenía que tomar la preparación cada cuatro horas, e incluso así el alivio solo era parcial.
Así que acudí a un especialista en dolores de cabeza, quien me practicó un examen completo para asegurarse de que yo no tuviera ninguna anormalidad física o neurológica. Me dio consejos y un tratamiento que yo ya había estado poniendo en práctica; los dolores continuaron.
Una de mis pacientes era graduada de Control Mental, y a lo largo de un año aproximadamente me había estado sugiriendo que fuera con ella a Control Mental. Yo siempre le decía que no creía en esas tonterías. Entonces un día la atendí cuando me encontraba en el cuarto día, aproxima­damente, de un dolor de cabeza, y debo de haber tenido un color verdoso porque ella me dijo: "¿No es hora ya de que tome el curso de Control Mental? La semana entrante se inicia un nuevo curso..., ¿por qué no viene conmigo?"
Me inscribí en el curso, y asistí fielmente todas las no­ches, y en efecto, no tuve una sola jaqueca esa semana. Pero una semana después de que terminé el curso me desperté con un terrible dolor de cabeza y tuve una oportunidad para comprobar si mi programación daría resultado. Hice un ciclo de relajamiento y salí... desapareció el dolor de cabeza... me sentía maravillosamente. ¡Era un milagro! Cinco segundos más tarde volvió el dolor de cabeza, esta vez más intenso. No me di por vencido, así que hice otro ciclo, y el dolor de cabeza desapareció momentáneamente, pero después volvió. Tuve que atravesar por unos diez ci­clos, pero no cejé y no tomé la medicina para las jaquecas de migraña. Me dije que lo lograría y la jaqueca finalmente se me quitó.
Durante un tiempo no tuve dolores de cabeza, pero es­porádicos alrededor de tres meses después de esto, pero ni siquiera tuve que tomar una aspirina. Desde que tomé el curso de Control Mental no he tomado una sola aspiri­na. ¡Realmente funciona!
Aquí tenemos otro informe, procedente de una monja, la hermana Bárbara Burns de Detroit, Michigan. Escogí este caso porque la hermana Bárbara ha hecho un uso ingenioso de sus propios mecanismos activadores.
Durante veintisiete años había usado anteojos porque pa­decía de astigmatismo miópico. Conforme iba aumentando su miopía, se aumentaba la graduación de sus anteojos, cosa que reducía la agudeza respecto a la distancia. Antes de que mejo­rara su vista fue necesario que empezara a usar bifocales. En­tonces, en julio de 1974, decidió usar Control Mental. En estado profundo de meditación se dijo a sí misma: "Cada vez que parpadee, mis ojos se ajustarán adecuadamente al foco, como la lente de una cámara". Durante cada sesión de medita­ción ella repetía esto, y al cabo de dos semanas empezó a ver sin anteojos, aunque todavía los necesitaba para leer. Consultó al doctor Richard Wlodyga, un optometrista (y graduado de Control Mental), que le dijo que tenía la córnea ligeramente deformada. La hermana Bárbara insertó la corrección de la córnea en sus sesiones de., meditación a lo largo del intervalo de unas cuantas semanas antes de presentarse a otro examen con el doctor Wlodyga.

A continuación tenemos un fragmento de una carta que nos escribió el doctor Wlodyga, a instancias de la hermana Bárbara:
Examiné a la hermana Bárbara por vez primera el 20 de agosto de 1974...
Volví a examinarla el 26 de agosto de 1975. No había usado anteojos durante un año...
[La] paciente ha tenido una reducción en la proporción de miopía manifiesta hasta un nivel en el que los anteojos se han vuelto innecesarios.
Desde luego, el médico con jaquecas y la hermana Bárbara Burns no padecían "enfermedades terribles" del tipo de las que nos enseñan a temer. ¿Puede ayudar el Control Mental en el caso de que una de estas enfermedades nos llegara a aquejar, o es preciso que nos limitemos a tomar nuestras medicinas y esperar a que transcurra el tiempo? Vamos a dar un vistazo a la que es probablemente la enfermedad más temible de todas: el cáncer.
Puede ser que usted haya leído algo acerca de la labor del doctor O. Cari Simonton, especialista en cáncer. Marilyn Ferguson describió parte de su obra en su reciente libro titu­lado The Brain Revolution, y en el número de enero de 1976 de la revista Prevention Magazine se publicó un artículo acer­ca de él, titulado Mind Over Cáncer, por Grace Halsell. El doctor Simonton, que recibió entrenamiento en las técnicas de Control Mental, ha adaptado con éxito algunas de estas técni­cas al tratamiento de sus pacientes.
Cuando él estaba a cargo de la terapia de radiación en Travis Air Force Base, cerca de San Francisco, estudió un fenómeno extraño, aunque muy conocido: los casos de personas que, sin razón alguna aparente para la medicina, se recuperan del cán­cer. Estos casos se conocen como "remisiones espontáneas", y constituyen un porcentaje sumamente reducido de todos los pacientes de cáncer. Si pudiéramos descubrir la causa por la cual se recuperan estos pacientes, razonó el doctor Simonton, tal vez podríamos encontrar una manera de provocar las re­misiones. .
Descubrió que estos pacientes tenían algo muy importante en común: con frecuencia eran individuos positivos, optimistas y decididos. En un discurso pronunciado ante la Convención de Control Mental realizada en Boston en 1974, él dijo:
El factor emocional más importante identificado por los investigadores en el desarrollo del cáncer en general, es una pérdida significativa, de seis a dieciocho meses antes del diagnóstico de esta enfermedad.
Esto se ha demostrado en varios estudios a largo plazo realizados por investigadores independientes con grupos experimentales... Observamos que no es solo esa pérdida la que constituye un factor significativo, sino que es la manera en la que el individuo reacciona ante dicha pérdida.
La pérdida tiene que ser lo suficientemente seria para provocar una sensación de desamparo y desesperanza que
persiste en el paciente. De esta manera, parecería que su resistencia fundamental disminuye, cosa que permite que la malignidad se desarrolle clínicamente.
En otro estudio realizado en Travis Air Force Base, y sobre el cual se informó en la revista Journal of Transpersonal Psy-chology, el doctor Simonton clasificó las actitudes de 152 pa­cientes de cáncer en cinco categorías que iban desde intensa­mente negativa hasta intensamente positiva. Después clasificó sus reacciones a la terapia desde excelente hasta deficiente. Para 20 de estos pacientes, los resultados de su tratamiento fueron excelentes, si bien la condición de 14 de ellos era tan seria que habrían tenido una oportunidad menor al cincuenta por ciento de vivir cinco años. Lo que inclinó la balanza a su favor fue su actitud positiva. En el otro extremo de la escala, de los 22 que mostraron resultados deficientes del tratamiento, ninguno de ellos manifestó esta actitud positiva.

No obstante, cuando algunos de los pacientes más positivos regresaron a sus hogares, se produjo un cambio en sus actitu­des, "y vimos que su enfermedad se modificó en forma corres­pondiente". Era claro que sus actitudes, más que la gravedad de su enfermedad, jugaron el papel predominante.
El editor de la revista Journal citó las siguientes palabras del doctor Elmer Green, de la Fundación Menninger: "Cari y Stephanie Simonton están... obteniendo resultados notables en el control del cáncer por medio de un acoplamiento entre la visualización para regulación fisiológica y la radiología tra­dicional".
En el discurso que pronunció en Boston, el doctor Simon­ton citó las palabras del presidente de la American Cáncer Society, Eugene Pendergrass, quien dijo en 1959: "Existen algu­nas pruebas de que el progreso de la enfermedad en general se ve afectado por la angustia emocional. Tengo la sincera esperanza de que podamos ampliar nuestra búsqueda para que incluya la posibilidad bien definida de que dentro de nuestra mente exista un poder capaz de ejercer fuerzas que puedan acelerar o inhibir el progreso de esta enfermedad".
En la actualidad el doctor Simonton es director médico del Cáncer Couseling and Research Center ubicado en Fort Worth, en donde él y su coterapeuta, Stephanie Mathews-Simonton, entrenan a sus pacientes para que participen mentalmente en su propio tratamiento.
"Verán, yo empecé con la idea de que la actitud de un paciente jugaba un papel en su reacción ante cualquier forma de tratamiento y podía influir en el curso de su enfermedad. Al explorar esto, descubrí que los conceptos de Control Men­tal (retroalimentación y meditación) me proporcionaban un ins­trumento que podía usar para enseñar al paciente la manera de iniciar la interacción y participar en su propio proceso de cu­ración. Yo diría que este es el instrumento que por sí solo es lo más poderoso que poseo para ofrecerlo al paciente como ayuda emocional".
Uno de los primeros pasos que el doctor Simonton sigue en el entrenamiento de sus pacientes consiste en desterrar el temor. Una vez que se inicia esta preparación, "caemos en la cuenta de que el cáncer es un proceso normal que tiene lugar en todos nosotros, que tenemos células cancerosas que conti­nuamente están dando origen a una degeneración maligna. El cuerpo las reconoce y las destruye al igual que a cualquier proteína extraña... No se trata sencillamente de deshacerse de todas las células cancerosas, ya que desarrollamos este tipo de células todo el tiempo. Se trata de hacer que el cuerpo vuelva a triunfar y se haga cargo de sus propios procesos".

La doctora Simonton dijo en su discurso:
La mayor parte de la gente visualiza el cáncer como una cosa muy desagradable, maligna, traicionera, que puede en­trar a hurtadillas, que tiene un enorme poder y que una vez que empieza, no hay nada que el cuerpo pueda hacer. En realidad la célula cancerosa es una célula normal que se ha vuelto loca... Es una célula sumamente torpe: se reproduce con tal rapidez que en muchas ocasiones consu­me su propia provisión de sangre y se muere de hambre. Es débil. Si se le corta, se le aplica radiación, o se le trata por medio de la quimioterapia, y llega a enfermarse, ya no puede recuperar su salud. Muere.
Ahora compárela con una célula saludable. Sabemos que en el tejido sano usted se puede cortar un dedo, y si no hace nada más que vendárselo, el dedo sanará por sí mis­mo. Sabemos que los tejidos sanos se reparan por sí mismos... no devoran su propio abastecimiento de sangre. A pesar de ello, observe la imagen mental que tenemos de esas cosas. Es evidente el poder que le atribuimos a la en­fermedad por medio de nuestros temores y las imágenes mentales que empleamos en nuestros temores.
En relación con las técnicas de relajamiento y visualización que ellos usan junto con la terapia de radiación, la señora Simonton dijo:
Es probable que el instrumento más valioso que posee­mos sea la técnica de las imágenes mentales.
Existan tres cosas fundamentales que pedimos a nues­tros pacientes que lleven al cabo. Les pedimos que visua­licen su enfermedad, que visualicen su tratamiento y que visualicen el mecanismo de inmunidad de su cuerpo.
En nuestras sesiones de grupo hablamos acerca de ima­ginar aquello que queremos que suceda, antes de creer que va a suceder. Parece que es importante imaginarlo de esta manera.
Una de las cosas esenciales sobre las que hablamos es la meditación. ¿Con qué frecuencia están meditando? ¿Qué hacen a lo largo de su sesión de meditación?

11. UN EJERCICIO ÍNTIMO PARA ENAMORADOS

En el discurso que pronunció ante el grupo de Control Mental, la señora Simonton habló de las incontables tensiones de la vida que, si no se enfrentan en la forma adecuada, pue­den conducir a una enfermedad.
—Es muy poco común que nuestros pacientes tengan un buen matrimonio —dijo—. Cuando existe un buen matrimo­nio en el caso de un paciente de cáncer, este es uno de los ins­trumentos más maravillosos con los que contamos para traba­jar, una de las razones más importantes para que ellos quieran seguir viviendo.
¿Qué es lo que constituye un buen matrimonio? No tengo todas las respuestas. Mi propio matrimonio con Paula es un matrimonio extraordinariamente bueno... ha sido pleno e in­teresante a lo largo de treinta y seis años, pero no comprendo a ciencia cierta la razón. Quizá el hecho de no comprenderlo, sea en parte la razón por la que es bueno. Digo esto con obje­to de que se entienda que no tengo experiencia directa en asuntos de matrimonios infelices, y en consecuencia no soy un experto que sepa cómo rescatar uno (o si se debe o no rescatarlo) cuan­do se encuentra en serias dificultades.
No obstante, sí conozco algunos medios para enriquecer y mejorar un matrimonio cuando tanto el esposo como la esposa desean que esto suceda.
Podría ser que usted esperara que yo hablara primero de sexo, ya que un gran número de personas tiene la creencia de que esto constituye la base de un buen matrimonio. Yo veo esto más bien como el resultado de un buen matrimonio y hablaré más tarde sobre ello.
Creo que el fundamento óptimo para un matrimonio es la intimidad: pero no una intimidad que invada lo estrictamente personal, sino la clase de intimidad que surge de una compren­sión y una aceptación profundas.
Estoy a punto de sugerir algo un tanto extraño, pero es preciso que primero proporcione algunos antecedentes. Hemos hablado acerca del ambiente de jubilosa armonía que se percibe hacia el final del curso de Control Mental. También ocurre otra cosa. Es más sutil pero se siente intensamente. Los alum­nos, que están a punto de graduarse, sienten que están en con­tacto íntimo, casi afectuoso, unos con otros. Llegaron como extraños cuyos senderos jamás se habrían cruzado en otras cir­cunstancias, y pronto se separarán para vivir sus destinos indi­viduales. Sin embargo, esta sensación de relación entre unos y otros volverá a despertar con facilidad en caso de que se vuel­van a encontrar.

Se ha difundido la creencia de que este es el resultado de haber atravesado juntos por una experiencia intensa, que sola­mente se produce una vez en la vida. Los soldados con frecuen­cia sienten lo mismo después de que han compartido intensas experiencias en la guerra. También lo sentiría cualquier grupo de extraños que se encontrara atrapado durante una tarde en
un elevador.
Esta es tan solo una parte de la explicación, y ni siquiera es la parte más importante. Es la parte que con mayor frecuen­cia se aduce por ser la más obvia.
Pero también sucede otra cosa que trataré de explicar. Durante la meditación intensa y prolongada se establecen contac­tos; las mentes son sensiblemente receptivas y reciben el suave contacto de otras mentes por medios que en otras circunstancias solo se producen entre aquellos que han pasado juntos toda una vida. La mayor parte de las familiaridades fugaces son superficiales y falsas, y nos dejan una sensación un tanto desagradable. Su duración es muy breve. Esto no sucede con esta experiencia, pues tiene lugar a un nivel psíquico perdurable.
Como es una sensación sutil más que arrolladora, no se sorprenda si no escucha comentario acerca de ella entre los graduados de Control Mental que acaso haya conocido y si la mencionan, es probable que esa persona diga:
—¡Ah, sí! Todos la sentimos. ¡Fue algo maravilloso!
Esta es una especie de resultado incidental del entrenamien­to de Control Mental. El curso no está diseñado específica­mente para lograr esto.
No obstante (esta es la extraña sugerencia que mencioné), es posible usar aquello que ustedes dos, como marido y mujer, han aprendido ya acerca de Control Mental para dar origen, en forma deliberada, a una intimidad muy grata que, en otras circunstancias, solamente habrían podido alcanzar después de muchos años de vivir juntos. El resultado será más intenso y más profundo que el que experimentan nuestros alumnos en las clases.
Esto es lo que tienen que hacer:
1. Elijan mentalmente un sitio en el que los dos se sientan lo más a gusto y relajados. Podría ser un lugar en el que pasa­ron juntos unas vacaciones, cualquier sitio que evoque recuer­dos especialmente agradables que ustedes compartan. Incluso puede ser un sitio en el que ninguno de ustedes haya estado jamás... lo pueden crear juntos. Sin embargo, no escojan un lugar en el que solamente haya estado uno de ustedes. Esto tergiversará la simetría de la experiencia y reducirá la sensación de compartimiento.

2 Siéntese en posición confortable, cerca, de frente uno al otro. Relájense y cierren sus ojos.
3. Uno de ustedes dirá al otro algo parecido a esto:
—Voy a contar lentamente del diez al uno, y con cada número sentirás que entras cada vez más profundamente en un agradable nivel meditativo. Diez ... nueve ... entra más pro­fundamente ... ocho ... siete ... seis ... más y más profundo ... cinco ... cuatro ... todavía más profundo ... tres... dos... uno. Ahora te encuentras relajado, a un nivel mental agrada­ble y profundo. Con tu ayuda, me uniré a ti allá.
4 El otro dirá:
Ahora yo voy a contar lentamente del diez al uno, y con cada número nos acercaremos más en un profundo nivel mental. Diez ... nueve ... siente que entras cada vez más profundo con­migo ... ocho ... siete ... seis... juntos, más y más profunda­mente ... cinco ... cuatro ... todavía más profundo y más cerca tres ... dos ... uno. Ahora ambos estamos relajados, en un agradable nivel mental. Vamos a profundizarlo juntos.
5. La primera persona dirá:
—Está bien, vamos a penetrar juntos muy profundamente. Vamos a percibir juntos nuestro lugar de relajación. Mientras más lo experimentemos, más profundizaremos. Observa el cielo...
6 “Sí... está claro, con unas cuantas nubes a la deriva”.(Cada uno de ustedes describirá, lenta y espontáneamente, la escena que están experimentando juntos: la temperatura, los colores, los sonidos, todos los detalles agradables).
7 Cuando los dos se encuentren a un nivel profundo (no hay prisa para llegar a esto) y estén experimentando a plenitud su lugar de relajamiento, uno de ustedes le dirá al otro:
—Lo que más anhelo en la vida es hacerte feliz a ti en pri­mer lugar, y solo después de esto, en segundo lugar quiero buscar mi felicidad.
8. El otro dirá:
- Y lo que yo más anhelo es hacerte feliz, y solo después de lograr esto quiero alcanzar mi felicidad.
9. Dejen que transcurra un periodo (tan prolongado como lo deseen) de comunión silenciosa, y después despierten. Para al­gunos este periodo de comunión silenciosa puede experimen­tarse todavía más intensamente si se miran los dos a los ojos sin afocar la mirada. Es enteramente posible para el meditador experimentado permanecer a nivel Alfa o Theta con los ojos abiertos sin afocarlos. Pero si no se siente confortable con esto, no hay que forzarlo.
Esto constituye una experiencia mucho más potente de lo que usted podría imaginarse con solo leerlo en este libro. La primera vez que lo ponga en práctica se convencerá de ello y, con algunas variaciones que usted mismo puede crear, es posible que ello se convierta en una parte permanente de la vida que comparten juntos. -.
Unas cuantas palabras de advertencia: la belleza de esta experiencia se perderá por completo si no se le usa en la forma adecuada. Si una de las dos personas que participa en ella no comprende el propósito que tiene ni está completamente de acuerdo con dicho propósito, la sensación de comunión íntima que se obtiene de todo esto puede resultar algo menos que una experiencia agradable. La recomiendo exclusivamente para un hombre y una mujer que buscan un acoplamiento mutuo más profundo, pleno y perdurable.
Cada uno de nosotros tiene una aura que algunas personas pueden percibir como un campo de energía vagamente visible que rodea al cuerpo. Podemos entrenarnos para percibir esta aura. De hecho, como otra secuela del entrenamiento de Con­trol Mental, muchos de nuestros graduados informan que ven su propia aura y la de otras personas. Cada una es tan personal como las huellas dactilares?

Cuando las personas se encuentran en contacto físico, sus campos de energía se traslapan. Su forma, su intensidad, su co­lor y sus vibraciones se modifican. Esto sucede en los teatros y autobuses apiñados, así como en las camas en las que hay dos personas. Mientras más frecuente es el contacto, más per­durable es la modificación en las auras.
En el caso de marido y mujer esta modificación es buena, en virtud de que sus auras se vuelven más complementarias. La separación física prolongada invertirá el proceso, cosa que, huelga decir, no es favorable para la compatibilidad del matri­monio. La proximidad física es esencial. Yo recomiendo las camas matrimoniales.
Ahora hablemos acerca del sexo: (el sexo no es una experien­cia. Es una gama completa de posibilidades. No estoy hablando de técnicas ni de posiciones; me refiero a experiencias: cali­dades de experiencias en distintas profundidades e intensidades. Existe una gama tan extensa de posibilidades como la que existe entre la diversión y la alegría perdurable.
Un número perdurable de parejas lee manuales sexuales con todo tipo de instrucciones y, con un cierto perfeccionamiento de la técnica, creen que están viviendo una buena vida con­yugal. El pensar detenidamente cada paso, mismo que lógica­mente conduce al siguiente paso, mantiene lo que podría ser una intensa experiencia, en el nivel superficial y consciente de Beta. Es más importante dejarse llevar durante la experiencia, con la mente relajada, en un nivel meditativo.
El convertirse en una persona psíquicamente sensible puede enriquecer y mejorar un matrimonio inmensamente. Incluso sin entrenamiento, los matrimonios prolongados y felices pue­den alcanzar como resultado una profunda comprensión psí­quica entre los integrantes de la pareja ¿Por qué esperar?

12. USTED PUEDE PRACTICAR LA PES

¿Es real la PES? Hoy día prácticamente toda la gente infor­mada está de acuerdo en que lo es. Se ha demostrado hasta el último punto decimal en las estadísticas de probabilidades que hay información disponible para nosotros al través de otros medios ajenos a los cinco sentidos. Puede tratarse de informa­ción del pasado, del presente o del futuro. Puede proceder de un punto cercano o de un sitio lejano. Ni el tiempo, ni el espa­cio ni las jaulas de Faraday constituyen una barrera para cual­quier facultad "extrasensorial", que funciona en la PES.
Las siglas PES significan "percepción extrasensorial". A mí no me agrada esta terminología. "Extrasensorial" significa fue­ra de, o ajeno a, nuestro aparato sensorial. Esto parece negar la existencia de un aparato sensorial que no sea el de los cinco sentidos, aunque es obvio que existe uno, en virtud de que realmente percibimos información sin valemos de ellos. No hay nada extrasensorial en absoluto acerca de la PES. La pala­bra "percepción" está muy bien para la clase de experimentos que realizó J. B. Rhine en la Universidad de Duke, y en los cuales los perceptores acertaban a la aparición de naipes espe­ciales con la frecuencia suficiente para eliminar casi por com­pleto la posibilidad de la casualidad. Sin embargo en Control Mental no nos limitamos a percibir, en realidad proyectamos nuestra conciencia al punto en el que se encuentra la infor­mación deseada. \La palabra percepción resulta demasiado pasi­va para lo que nosotros hacemos. En consecuencia, en Control Mental hablamos de "Proyección Efectiva Sensorial". Las ini­ciales son las mismas, y esto resulta por demás apropiado, en virtud de que abarcamos todo lo que por lo general se entiende por PES y algo más.
Para experimentar la PES, los estudiantes de Control Men­tal no atraviesan por ejercicios de adivinación de naipes. Estos tienen por objeto descubrir si las personas son psíquicas. Nos­otros ya sabemos que lo son y por lo tanto nos fijamos una tarea de mayor magnitud: entrenarlas para desempeñarse psíquica­mente en la vida real de maneras hasta tal punto estimulantes que experimenten una especie de "exaltación" espiritual, tan exquisitamente intensa que sus vidas no vuelvan a ser igua­les. Esto se produce al final de aproximadamente cuarenta horas de instrucción y ejercicios.

Nosotros enseñamos a los individuos en forma rutinaria y segura a funcionar psíquicamente y lo hemos hecho así con más de un millón de graduados.
Cuando haya usted dominado todas las técnicas presentadas hasta el momento en este libro, estará muy cerca de empezar a practicar la PES. Será capaz de entrar a niveles mentales pro­fundos y permanecer completamente consciente, y podrá visualizar cosas y acontecimientos casi con la plenitud de la realidad que nos proporcionan los cinco sentidos físicos.
En las clases de Control Mental los estudiantes están cerca de operar psíquicamente hacia el final del segundo día, y el tercer día en realidad ya operan psíquicamente, para proyectar su conciencia fuera de su cuerpo, j
Ellos empiezan con un sencillo ejercicio de imaginación vi­sual. En un estado profundo de meditación se proyectan en frente de sus hogares imaginando que están allí. Toman nota con sumo cuidado de todo lo que ven antes de entrar por la puerta principal, para ubicarse en la sala dando la cara a la pa­red sur. Ellos ven esta habitación por la noche, con las luces encendidas, y después a la luz del día, con los rayos del sol que entran por las ventanas, y estudian todos los detalles que pue­den recordar. Después tocan la pared sur y entran en ella. Esto puede parecer estrafalario, pero es perfectamente natural para aquellos que han pasado por un entrenamiento intenso en el área de la visualización.
En el interior de la pared se encuentran en donde nunca antes han estado, de modo que "examinan'' su nuevo ambiente observando la luz, los olores, la temperatura, y mediante algu­nos golpes en el interior de la pared, la solidez de los materia­les. Cuando están nuevamente fuera de la pared y de frente a ella, cambian su color a negro, rojo, verde, azul y violeta, y después le devuelven su color original. Después levantan una i silla (que carece de peso en esta dimensión) y la estudian contra la pared mientras cambian nuevamente su color. Hacen esto con una sandía, un limón, una naranja, tres plátanos, tres za­nahorias y una cabeza de lechuga.
Cuando esta sesión llega a su fin, se ha dado el primer paso importante (para dejar a la mente lógica en el asiento trasero y a la mente imaginativa en el delantero, en donde se encuen­tran los controles En el tipo de ejercicios que estoy describien­do en este momento, la mente lógica le dice al estudiante:
—No me digas que estás en el interior de una pared o en otro sitio absurdo. Tú sabes que esto no puede ser; estás sen­tado aquí.
Pero la mente imaginativa, ya fortalecida por una serie de ejercicios de visualización, está capacitada para ignorar esto.

Conforme se fortalece todavía más la imaginación, lo mismo sucede con nuestros poderes psíquicos. Es la mente imaginativa la que los contiene.
A lo largo de la siguiente sesión los estudiantes se proyectan mentalmente dentro de cubos o cilindros de metal (acero inoxi­dable, cobre, bronce y plomo) en los que, como hicieron en el interior de la pared, examinan la luz, el olor, el color, la temperatura y la solidez, todo esto a un ritmo lo suficiente­mente acelerado para evitar que interfiera la lógica.
Los estudiantes avanzan gradualmente de situaciones simples a composiciones más complejas de la materia, e inician su proyección dentro de la materia viviente con un árbol frutal. Examinan un árbol frutal en sus pantallas mentales a través de las cuatro estaciones, contra una secuencia de colores, y después se proyectan dentro de las hojas y los frutos
Ahora vamos a dar un paso gigantesco hacia adelante : la proyección dentro de una mascota, un animalito casero. Los estudiantes han tenido un éxito tal hasta este momento, que la pregunta: "¿puedo hacer esto realmente?", cruza ya por muy pocas mentes, Con actitud confiada examinan a una mascota desde afuera contra sus pantallas mentales, cambiando los co­lores; luego, con la misma confianza, entran mentalmente en el cráneo y el cerebro viviente. Después de unos cuantos minu­tos de reconocimiento dentro de la cabeza de la mascota, emer­gen una vez más para examinarla desde afuera, concentrán­dose esta vez en el pecho. Ahora penetran al pecho para exa­minar la caja torácica, la espina, el corazón, los pulmones, el hígado; después vuelven a salir, armados ahora con puntos de referencia para lo que probablemente será el día más pasmoso de su vida; el cuarto día, en el cual trabajarán con humanos. No obstante, es preciso llevar al cabo algunas tareas preparato­rias antes de esto.
En un nivel de meditación especialmente profundo, en oca­siones bien entrados en Theta, los estudiantes de Control Men­tal (en su imaginación ahora bien entrenada) construyen labo­ratorios del tamaño, forma y color que deseen y con los que se sientan a gusto. Estos laboratorios incluirán un escritorio y una silla de su propio diseño, un reloj, un calendario que con­tenga todas las fechas, pasadas, presentes y futuras, además de unos archiveros. Nada fuera de lo común hasta el momento.

Para comprender el siguiente paso es necesario señalar una vez más lo lejos que se encuentra nuestro aparato psíquico sensorial del idioma y de la lógica, y lo próximo que se encuentra a las imágenes y a los símbolos. Señalo esto porque el si­guiente paso consiste en equipar el laboratorio con “instrumentos" para corregir en forma psíquica las anormalidades detectadas en los humanos que serán examinadas al día siguiente.
La mayor parte de estos instrumentos no se parecen a nada de lo que usted haya observado en un laboratorio. Son símbolos altamente instrumentales... instrumentos simbólicos, si así lo prefiere.
Imagine una coladera fina para filtrar las impurezas de la sangre; un cepillo delicado para sacudir el polvo blanco (calcio) que se puede detectar en forma psíquica en los casos de artritis; lociones para llevar al cabo curas rápidas; baños para lavar los sentimientos de culpabilidad; un equipo de sonido con mú­sica especial para calmar a los desdichados. Cada uno de los estudiantes forma su propio armamento; no hay dos juegos de herramientas que sean idénticos, provienen del sitio en donde todo es posible, de los niveles mentales profundos, y un gran número de graduados llega a darse cuenta de que la labor que realiza con ellos tiene repercusiones en lo que nosotros llamamos el mundo objetivo.
Mientras el estudiante trabaja con estos instrumentos, puede ser que tenga necesidad de recibir algún consejo sabio que lo ayude en los momentos de confusión... una "suave vocecita" interna. Sin embargo, para el estudiante de Control Mental, no es una vocecita, sino una voz sonora, y no es una, son dos.
En su laboratorio evoca a dos consejeros, un hombre mujer. Antes de que inicie su sesión de meditación se le dice que hará esto y, si es como la mayor parte de los demás estu­diantes, tendrá una idea bastante firme de las personas que desea como consejeros. Muy pocas veces obtiene su deseo pero casi nunca queda desilusionado.
Un estudiante que esperaba conocer a Albert Einstein, se encontró en su lugar con un hombrecito con el rostro pintado como un payaso, con una pelota de ping pong de color rosado a guisa de nariz, y con una gorra coronada con un molinete. El hombrecito resultó ser una fuente confiable de consejos prácticos.
Otro estudiante, Sam Merrill, quien escribió un artículo sobre Control Mental en la revista New Times (2 de mayo de 1975), evocó a dos personas por demás reales como consejeros, si bien su comportamiento estaba completamente alejado de sus verdaderas personalidades.
En su laboratorio, el submarino Nautilus, escribe Merrill, "un hombrecito en pantalones bombachos y una camisa de seda surgió de la cámara de descompresión. Era esbelto, calvo y gentil, con ojos como los de un venado en órbitas profundas. Mi consejero era William Shakespeare. Yo dije: «Hola», pero él no me respondió. .
"... una voz incorpórea anunció que íbamos a bajar a tie­rra, y Will y yo saltamos de una escotilla a una playa desierta ...

"En la playa conocimos a mi segundo consejero Sofía Loren. Ella acababa de regresar de nadar y su camiseta de algodón se pegaba sensualmente a sus encantos. Ella también me ignoró al principio, pero se mostró llena de alegría al conocer a Sha­kespeare. Los dos se estrecharon la mano, intercambiaron ocu­rrencias, y después se tiraron en la arena, y empezaron a agitar­se, a temblar, a gemir, a quejarse..."
Al día siguiente, cuando llegó el momento de enfrascarse en el serio asunto de las prácticas de rehabilitación, el orientólogo del señor Merrill le dio el nombre de una dama de se­senta y dos años que vivía en Florida. Los dos consejeros, más interesados uno en el otro que en la mujer, la examinaron en forma juguetona y se alejaron para tratar otros asuntos.
¿Se alejaron los consejeros sin brindar consejo alguno? No; ... el abdomen de la mujer había desaparecido. "En su lugar", escribió Merrill, "había un tramo rosado de intestino neón que lanzaba destellos violentos". Su orientólogo le infor­mó que la mujer se encontraba en el hospital, víctima de una grave inflamación intestinal: diverticulitis.
Los consejeros pueden ser muy reales para los graduados de Control Mental ¿Qué son ellos? No estamos seguros... quizá alguna manifestación de imaginación arquetípica, acaso una personificación de la voz interna, tal vez algo más. Lo que sí sabemos es que una vez que conocemos a nuestros consejeros y aprendemos a trabajar con ellos, la asociación es respetuosa e inapreciable.
Más de cuatro siglos antes de Cristo, el filósofo griego Só­crates tuvo un consejero que, a diferencia de nuestros conse­jeros en Control Mental, limitaba sus consejos a darle adver­tencias. Según Platón, Sócrates dijo:
"Desde mi niñez he contado con la ayuda de un ser semidivino cuya voz, de vez en cuando, me aparta de alguna empre­sa, pero jamás me dice lo que debo hacer".
Otro escritor, Jenofonte, atribuye a Sócrates las siguientes palabras:
"Hasta el momento la voz nunca se ha equivocado".
Como usted verá muy pronto, un graduado de Control Men­tal que se encuentra mentalmente en su laboratorio, consul­tando con toda confianza a sus consejeros, es una persona que dispone de un poder inmenso para beneficiarse a sí mismo y a otras personas. En este punto del entrenamiento de Control Mental, esto se comprende pero todavía no se experimenta.
Al día siguiente el aire casi vibra con la expectativa. Incluso los graduados que regresan con nosotros para un curso de repaso lo sienten. Hasta el momento, todo lo que el alumno ha experimentado ha sido aparente solamente para él, en la intimidad de su propia mente. Ahora ha llegado el momento de que practique de modo que todo el mundo lo pueda constatar.
Es necesario llevar al cabo dos ejercicios mentales antes de esto; ambos son exámenes mentales del cuerpo de un amigo, proceso muy semejante al que se llevó al cabo anteriormente con el animalito casero, pero en esta ocasión con enfoque más práctico. Una vez terminado esto, los estudiantes forman pa­rejas.

Un miembro de cada pareja recibe el nombre de "psicorientólogo", y el otro el de "operador psíquico". ("Psicorientólogo" se deriva de "psicorientología", palabra que yo acuñé para des­cribir todo lo que hacemos en Control Mental; sencillamente significa orientar a la mente).
El psicorientólogo escribe en una tarjeta el nombre de una persona que conoce, su edad, su ubicación y una descripción de algún padecimiento físico importante que le aqueje. El ope­rador psíquico, en ocasiones con la ayuda de su psicorientólogo, entra a nivel, probablemente por primera y última vez, con una confianza incierta en lo que está a punto de llevar al cabo.
Cuando da la señal de que está preparado (a nivel, en su laboratorio y en presencia de sus consejeros) el psicorientólogo le dice el nombre, la edad, el sexo y la ubicación de la persona cuyo nombre está escrito en la tarjeta. La labor del operador psíquico consiste en descubrir qué es lo que aqueja a esta persona a la que jamás ha conocido y de quien había oído hablar hasta este momento. Examina el cuerpo de esta persona, por dentro y por fuera, en la forma ordenada en la que ha sido entrenada su imaginación, consultando con sus consejeros cuan­do le resulta necesario, y "hablando" quizá con la persona
El psicorientólogo insta al operador psíquico para que le informe de sus observaciones conforme avanza, y le dice: "siga hablando, incluso aunque crea que está adivinando Típicamente, quien escuchara una sesión como esta oiría esto (lo siguiente está basado en un caso real):
Psicorientólogo: “El nombre de la persona que tengo anota­do aquí es John Summers. Tiene cuarenta y ocho años de edad y vive en Elkhart, Indiana. Una, dos, tres . . . John Summers, de Elkhart, Indiana, está ahora en su pantalla. Percíbalo, sién­talo, visualícelo, imagínelo, créalo, sabe que está allí, da por sentado que está allí. Revisa su cuerpo con tu inteligencia desde el punto en el que sabes que se encuentra su cabeza hasta el lugar en el que sabes que están sus pies, de arriba a abajo, de arriba a abajo, una vez por segundo.
"Mientras examinas su cuerpo de esta manera, deja que tu imaginación seleccione las tres áreas de mayor atracción. Mantén el ritmo de examen a una vez por segundo y menciona las áreas de atracción conforme estas vengan a tu mente. Tendrás la sensación de que lo estás inventando, pero de todos modos dime todo lo que venga a tu mente.
Operador psíquico: "Tiene el hombro derecho ligeramente caído un poco hacia adelante . . . Todo lo demás parece en orden excepto, quizá el tobillo izquierdo . . . Vamos a ver dentro del pecho . . . Todo está tibio ... un poco más fresco hacia la dere­cha . . . más fresco y más oscuro ... Le falta el pulmón derecho . . . Ahora vamos a ese tobillo . . . Parece que está bien, tan solo una pequeña línea blanca, quebrada ... le duele cuando el cli­ma está húmedo ... se lo debe de haber roto en alguna oca­sión . . . Creo que eso es todo . . . Espera, mi consejero femenino lo está volteando para que yo lo vea, y señala un punto detrás de sus orejas... sí, hay cicatrices terriblemente profundas allí ... tuvo una operación de la región mastoidea, muy profun­da... Bien, eso es todo".
Psicorientólogo: "Muy bien. Le falta el pulmón derecho y tiene una cicatriz profunda detrás de una oreja. No tengo nin­guna información acerca del tobillo. Ahora repasa las sensacio­nes que tuviste cuando me hablabas acerca del pulmón dere­cho y la cicatriz detrás de la oreja. Repasa tus sensaciones y usa esto como punto de referencia la próxima vez que realices un caso de rehabilitación".

Después de un momento el psíquico regresa a Beta, son­riente, y dice:
—¡Vaya! ¡Es fantástico!
Sí, es fantástico. Viola todo lo que hemos experimentado en este mundo sensato. Empero, se vuelve normal y común esta escena que acabo de describir. Algunos tienen unos cuan­tos errores en su primer caso, otros se equivocan por completo en el primero, el segundo o incluso el tercer caso; pero confor­me el día va llegando a su fin, casi todos han acertado en el nú­mero suficiente de casos para saber que no se trata de una "sim­ple coincidencia" ... algo muy real está en juego aquí.
Con demasiada frecuencia pensamos que la imaginación es creadora irresponsable de tonterías. Con frecuencia lo es. Pero las obras de arte son los productos de imaginaciones entrenadas; los resultados psíquicos también son el producto de imaginaciones entrenadas de una manera muy especial! El estu­diante de Control Mental, cuando funciona psíquicamente por primera vez, siente que "solamente está imaginando" lo que ve. Esta es la razón por la cual el psicorientólogo le dice que "siga hablando, incluso aunque sienta que tan solo lo está inventando". Si dejara de hablar su mente lógica podría ten­tarlo para que empezara a razonar las cosas, reprimiendo sus poderes psíquicos, exactamente como lo hace en la vida co­tidiana.
Después de su primer acierto, el estudiante de Control Men­tal se convence de que no está "imaginando solamente". Está imaginando y aprendiendo a confiar en lo primero que le viene a la mente. Esto se debe a que su don psíquico está surgiendo.
Lo que está en juego son leyes perfectamente naturales. Nuestra mente no está limitada a nuestra cabeza; alcanza más allá. Pero para que lo haga con eficacia, es preciso que esté motivada por el deseo, estimulada por la creencia e incitada por la expectativa.
En su primer caso el estudiante promedio no tiene una expectativa elevada. Si acaso está informado y tiene la mente abierta, sabe perfectamente bien que existe algo llamado PES, pero el entrenamiento que ha recibido a lo largo de su vida le ha "comprobado" que la PES es una habilidad que aparece en otros, no en él. Una vez que descubre lo contrario, una vez que logra su primer acierto, su expectativa salta con ímpetu y se pone en marcha. Unas cuantas horas más tarde, con ocho o nueve casos buenos más en su haber, se convertirá en un gra­duado de Control Mental.

"Una y otra vez observé estudiantes que diagnosticaban enfermedades correctamente..." escribió Bud Thomas, editor de la revista Midnight en su artículo titulado "Las clases de Control Mental PUEDEN mejorar su poder mental" (19 de no­viembre de 1973). Y describe un caso que presenció, mismo que pensó que resultaría especialmente difícil en virtud de que ni él ni nadie sabía de qué enfermedad se trataba.
Ese mismo día, unas cuantas horas antes, había visitado a su hijo que se encontraba en el hospital. Había otro paciente en la habitación. El señor Thomas no se enteró de nada acerca de él, excepto de su nombre.
Aquí tenemos lo que el psíquico descubrió: la pierna dere­cha estaba "como paralizada", los brazos y los hombros estaban tiesos, y algunas vértebras de la espina estaban fusionadas a causa de una enfermedad. Además de ello, el hombre tenía la garganta irritada y el intestino inflamado. Tenía una esta­tura de cinco pies y medio y pesaba ciento cinco libras.
De regreso en el hospital, el señor Thomas averiguó que el paciente había sido víctima de la polio durante su niñez. Se había caído de una silla de ruedas y se había roto la cadera derecha, y todo lo demás que había dicho el estudiante de Control Mental estaba correcto, excepto en lo de la garganta irritada y el intestino inflamado. Estos fueron síntomas de su hijo.
Suele suceder que lo que parecen ser equivocaciones, como esta, resultan ser aciertos en otro blanco equivocado. Con la práctica mejoran los aciertos. Cuando la práctica es mayor, el psíquico puede relacionarse con cosas al igual que con personas.
Dick Mazza, un actor y cantante de Nueva York, comple­menta sus ingresos mecanografiando manuscritos de libros para escritores y editores. Un día perdió un manuscrito y llamó des­esperado a un graduado de Control Mental para que lo ayudara a encontrarlo. La última vez que lo había tenido, dijo, había sido al entrar al auditorio de una pequeña iglesia para ensayar una obra de teatro. Estaba saliendo un grupo de estudiantes de funeraria que habían celebrado su ceremonia de gradua­ción. El manuscrito se encontraba dentro de un sobre blanco con el nombre y la dirección de Dick, y la palabra "urgente" escrita encima del sobre.
El graduado de Control Mental tiene como uno de sus con­sejeros a una anciana muda cuya ayuda se limita a movimien­tos de afirmación o negación con la cabeza y a una especie de lenguaje de señas. El consejero masculino ayuda como intér­prete y ocasionalmente contribuye con sus propios consejos.
El graduado visualizó el manuscrito como Dick lo había descrito. Lo vio en medio de un montón de papeles, sobre un enorme escritorio desordenado.

—¿Está seguro el manuscrito en ese lugar? —preguntó a su consejera. Ella afirmó con la cabeza.
—¿Lo tienen los nuevos estudiantes de funeraria?
—No.
—¿Se encuentra en el escritorio en la iglesia?
—No.
—¿Me lo regresarán pronto?
—Sí.
—¿Quién lo tiene?
Ella señaló al propio graduado.
—¿Yo lo tengo? —preguntó él.
—No.
El consejero vino al rescate.
—Ella quiere decir que alguien de su edad lo tiene. Esta persona le pidió a una joven que se llevara sus papeles a su oficina porque iba a salir a celebrar con sus alumnos. Se en­cuentra sobre su escritorio. No se preocupe, cuando lo vea, se lo enviará a Dick.
Dos días más tarde el director administrador de la escue­la de la funeraria llamó a Dick por teléfono. Después de la gra­duación, le explicó, habla recogido un montón de papeles que de alguna manera incluían el manuscrito, y le había pedido a su secretaria que los pusiera sobre su escritorio porque iba a salir a tomar unas copas con los nuevos graduados.
A muchos se les ha ocurrido que en nuestros estudios de rehabilitación estamos tratando nada más con trasferencias de pensamiento. (¡Nada más! ¡Cuan exigentes son algunos in­dividuos!)
El caso que usé como ejemplo (el del hombre al que le fal­taba un pulmón) es un caso real. Usted recordará que hubo una equivocación aparente; el tobillo fracturado. El orientólogo pudo confirmar (las había anotado con anticipación) la cicatriz en la región mastoide y la falta del pulmón. Pero lo único que pudo decir respecto al tobillo fracturado fue:
—No estoy informado acerca de eso.
Más tarde la persona en cuyo caso se estaba trabajando confirmó el hecho de que se había fracturado el tobillo años antes, y que le ocasionaba una cierta molestia cuando el clima era húmedo. ¿Trasferencia de pensamiento? No como nos­otros entendemos normalmente ese término; el pensamiento no estaba en la mente del orientólogo, ya que él no sabia nada acerca del tobillo fracturado. Tampoco es probable que hu­biera estado en la mente del paciente en ese momento.
Otro caso: un estudiante que practicaba el caso de rehabi­litación informó que una mujer tenía una cicatriz en el codo, a causa de una fractura. El orientólogo no estaba informado acerca de eso y lo verificó con la mujer, quien dijo que jamás se había lastimado el codo. Entonces, unos días más tarde la mujer mencionó el asunto a su madre. ¡Resultó ser que de niña se había fracturado el codo cuando tenía tres años de edad ¿Es esto trasferencia de pensamiento?
La energía psíquica que emiten las personas es más potente cuando está de por medio la supervivencia. Esto explica por qué es tan elevado el número de casos de PES espontánea que implican accidentes y muerte repentina.
Esta es la razón por la cual {nuestro ejercicio final es el hacer casos de rehabilitación con personas gravemente enfer­mas. El graduado que practica concienzudamente el estudio de rehabilitación aprende a percibir las señales psíquicas cada vez más sutiles, hasta que un día es capaz de prerrelacionarse psí­quicamente con cualquier persona que tenga en mente, ya sea que la persona esté en grandes dificultades o no lo esté. Con la práctica se vuelve uno cada vez más sensible.
En mis primeros experimentos descubrí que los niños mani­fiestan habilidad psíquica con mayor facilidad que los adultos. Están mucho menos limitados por la perspectiva del nivel Beta en cuanto a lo que es posible, y su sentido de la realidad no se ha desarrollado hasta el punto en el que ellos se atreven solamente a decir aquellas cosas que parecen lógicas.
Un experimento que se llevó al cabo justamente cuando se acababan de formular las bases del curso de Control Mental, estaba diseñado para estructurar las sesiones de casos de reha­bilitación que he descrito. Como usted verá, mi primera técnica era totalmente diferente de lo que es en la actualidad.

A dos niños, Tinimy y Jimmy, se les habían enseñado los elementos del curso. Yo los separé, colocando a cada uno en una habitación diferente, cada uno con un experimentador, una* especie de antecesor del psicorientólogo de ahora. Se le pidió a uno de los niños, a Jimmy, que entrara a nivel y creara algo, cualquier cosa, en su imaginación. Entre tanto Timmy, que se encontraba en la otra habitación, entró a nivel y se le pidió que averiguara qué era lo que se proponía Jimmy. Jimmy le dijo a su experimentador:
—Estoy haciendo un camioncito. Tiene una carrocería verde y ruedas rojas.
El experimentador de Timmy le preguntó:
—¿Qué está haciendo, Jimmy, ahora?
—¡Ah! Está construyendo un camioncito de juguete.
—Bueno, descríbelo.
—]Ah! Tiene carrocería verde y ruedas rojas.
Este es el estudio de casos de rehabilitación a un nivel más sutil que el que llevamos al cabo con adultos en nuestras clases. Se requiere de práctica para "volverse como niños".

13. INTEGRE SU PROPIO GRUPO DE PRÁCTICA

Por medio de la lectura de este libro deseo que usted se acerque tanto como sea posible a desarrollar sus habilidades mentales como nosotros lo hacemos en las clases de Control Mental. Requerirá de una dedicación constante y prolongada, pero agradable. Hasta el momento, los ejercicios que le he pro­porcionado puede practicarlos a solas. Al cabo de uno o dos meses, cuando adquiera pericia, estará preparado para practi­car casos de rehabilitación como los que acabamos de describir. Al llegar a ese punto necesitará ayuda de otras personas, bajo condiciones cuidadosamente controladas. Aquí tiene lo que debe hacer:
Aun antes de empezar el primer ejercicio que aparece en este libro, integre un grupo de un mínimo de seis personas compatibles, quienes también aprenderán a practicar los ejer­cicios. Manténgase en contacto conforme progresen, y cuando todo el mundo esté preparado (cuando todo el mundo haya do­minado verdaderamente los ejercicios) reúnanse para empezar a practicar casos de rehabilitación. Dedique por lo menos un día entero a la primera sesión. Todos llevarán consigo por lo menos cuatro fichas, cada una con el nombre, la edad y la ubicación de una persona gravemente enferma por un lado, y la naturaleza de su padecimiento por el otro. Inclúyanse bastantes detalles, ya que estos resultarán de utilidad cuando llegue el momento de verificar.
Empiecen proyectándose mentalmente dentro de un metal. Ustedes no dispondrán de cubos y cilindros como los que nos­otros tenemos en nuestras clases; pueden utilizar monedas de plata y de cobre, un anillo de oro, y un pequeño imán de hie­rro. Deberán examinar estos objetos con sumo cuidado; después entrarán a nivel e imaginarán un objeto a la vez, colocándolo mentalmente a varios centímetros de distancia enfrente de us­tedes, por encima del nivel del ojo. Imaginen que el objeto se expande hasta que casi adquiere el tamaño de la habitación, después entren en su interior y realicen los distintos exámenes.
Hagan lo mismo con frutas y vegetales, y por último con un animalito casero. Podrán considerar que este ejercicio ha sido un éxito cuando todo el mundo haya sentido una dife­rencia bien definida entre los exámenes realizados con un ob­jeto y con otro. No es necesario que los resultados de cada exa­men sean claros y detallados; basta con que la experiencia global de cada objeto sea diferente de la experiencia de otros objetos. Puede ser que las impresiones que usted tuvo hayan sido completamente diferentes de las de otras personas. Esto no tiene importancia, lo que interesa es lo que usted observa; eso se convierte en su punto de referencia.
Todavía no he elaborado un medio para ayudarlo a evocar consejeros por medio de la palabra impresa. Si de alguna ma­nera usted es capaz de hacer esto por sí mismo, magnífico, pero puede proceder perfectamente bien sin ellos, aunque su pro­greso puede ser más lento.
Para el practicar casos de rehabilitación, formen parejas exactamente como lo hacemos en las clases de Control Mental. En el capítulo 12 encontrarán las palabras que el orientólogo le dice al psíquico al presentarle el caso. Estas son exactamente las que usamos en clase, y sugiero que su grupo también las
emplee.

Mencioné que deberán llevar esto al cabo bajo condiciones cuidadosamente controladas. Esto es lo que quiero decir:
1. Elija un sitio tranquilo en donde no haya posibilidades de que los interrumpan o los molesten.
2. Asegúrese de que cada uno de los miembros del grupo haya practicado todos los ejercicios que aparecen en este libro, en el orden adecuado, y que haya tenido éxito con ellos.
3. Póngase de acuerdo con anticipación en el sentido de que no habrá jactancias. Es probable que alguien del grupo tenga un éxito más espectacular que los demás... al principio. Esto no significa que él es el "mejor" o que es superior en algún sentido; sencillamente ha sido el primero en tener éxito. Es posible que algunos no empiecen a operar psíquicamente hasta la quinta o sexta reunión, pero los más lentos con frecuencia terminan siendo los mejores psíquicos.
4. Si conocen a algún graduado de Control Mental, pídanle que se una a ustedes. Si se ha mantenido al corriente con su Control Mental, resultará de inmensa ayuda. Si ha olvidado algo, un breve recordatorio con este libro u otro repaso con una clase de Control Mental (lo puede tomar sin cargo alguno) lo volverá a poner en forma.
5. Cuando usted sea el psíquico, haga a un lado sus dudas y entre de lleno en la actividad. Haga caso de sus corazonadas ... adivine... pero sobre todo, no trate de razonar sus descu­brimientos. No diga: "Ah, eso no puede ser" y espere otra impresión. Lo que se le ocurre en el primer pensamiento con frecuencia es más correcto que lo que se le ocurre en el segun­do pensamiento.
Hable continuamente Examine el cuerpo de arriba a aba­jo y describa lo que vea)
6. Cuando usted sea el orientólogo, no proporcione indi­cios. Usted desea que su psíquico tenga éxito, pero de nada servirá que le diga: "Regresa al pecho. ¿Estás seguro de que no hay nada malo allí?"
No le diga al psíquico que está equivocado. En las primeras etapas, cuando es probable que se produzca el mayor número de equivocaciones, lo que con frecuencia sucede es que el psí­quico percibe otros casos, en lugar de percibir aquel en el que está trabajando. El error es relativamente insignificante y se puede corregir con un poco de práctica. Las palabras des­alentadoras del psicorientólogo pueden detener el progreso Limítese a decir: "No tengo información respecto a eso".
7. Tenga paciencia. Si más de un millón de personas como usted han tenido éxito, con toda certeza que usted también lo tendrá. Es probable que le lleve más tiempo, ya que está tra­bajando por su cuenta y con un grupo informal, pero ¿cuál es la prisa?
8. Una vez que todo el mundo tenga un éxito continuo con los casos de rehabilitación, mantenga al grupo en contacto, sigan reuniéndose, continúen trabajando juntos en estas prác­ticas. Cada día se volverán más diestros hasta que un día lle­guen7 a ser capaces de efectuar casos de rehabilitación por sí solos, y se vuelvan cada vez más sensibles a los mensajes sutiles de la vida cotidiana y no tan solo a los más potentes de las enfermedades graves.
9. No utilicen a ninguno de los presentes para un estudio. Existe una distinción legal entre hacer esto y trabajar con al­guien que está alejado. En el primer caso se trata de diagnós­tico, mismo que le corresponde a los médicos y guardianes de la salud que poseen licencia; en el segundo caso se trata de de­tección psíquica, cosa que no representa ningún problema ante la ley.
10. Cuando descubra una anormalidad en un caso en el que esté trabajando, no se apresure a darle la noticia. Esta es la labor del médico. La suya consiste en desarrollar sus habili­dades psíquicas con el objeto de poder ayudar a esa persona y a otras psíquicamente... y legalmente. Limítese a .corregir en forma mental aquello que detecte. Usted detecta mental­mente, así que debe corregir en la misma forma.
Al principio de este capítulo hice la advertencia de no darle mucha importancia al hecho de que una persona tenga éxito antes que las demás. Yo aprendí esta lección en forma significativa cuando impartía una de mis primeras clases, en 1967. Uno de los estudiantes, Jim Needham, cuya ocupación era instructor de vuelos. Todo marchaba bien para él hasta que llegó el último día del curso. Cada uno de los estudios que realizó fue un rotundo fracaso. Nadie en el grupo de treinta y dos personas tuvo un desempeño tan deficiente como el suyo.
Sin embargo, Jim veía que otros lo hacían bien, y tenían un acierto detrás de otro. Si ellos podían, él también tenía que poder, de modo que ideó su propio plan para practicar en casa con su esposa, quien había tomado el curso con él. Ella recor­taba artículos de periódicos que hablaban sobre víctimas de accidentes, y cada noche, después de ponerse a nivel, él trataba de estudiar los casos; ella le proporcionaba los nombres, edades, sexo y ubicación y él describía las lesiones. Además de esto, ella le leía nombres de las páginas amarillas del directorio tele­fónico y él trataba de adivinar sus ocupaciones. Transcurrieron seis meses de fracasos rotundos, y después se produjo el éxito y llevó al cabo con precisión su primer caso de rehabilitación. Después otro, y otro. De hecho, ahora Jim puede operar psíqui­camente sin entrar a nivel y esto ya es parte de su vida cotidiana.

Una tarde, Jim estaba a nivel Beta, o nivel de conciencia externa, ayudando a una clase a llevar al cabo el ejercicio para evocar a los consejeros. Vio a un negro gigantesco, vestido con túnica de brocado dorado y un ancho brazalete enjoyado, que se acercaba a uno de los estudiantes. El estudiante lo rechazó, y él se acercó a otro, y después desapareció en su aura.
Cuando el ejercicio llegó a su fin, el primer estudiante, una mujer, dijo que solamente tenía un consejero. Habían aparecido dos, pero el masculino era Ótelo; parecía demasiado temible. El segundo estudiante exclamó:
—Yo tengo a Otelo. ¡No vino de inmediato, pero ahí estaba al finalizar el ejercicio!
Es posible que usted no tenga que perseverar tanto como lo tuvo que hacer Jim Needham (eso es muy raro), pero si el éxito tarda en llegar a usted, esto no significa que usted no posea el don psíquico. Significa nada más que el éxito está tardando más en llegar a usted.

14. CÓMO AYUDAR A OTROS MEDIANTE CONTROL MENTAL

El detectar enfermedades en personas que usted jamás ha visto resulta bastante sorprendente, pero nosotros nunca nos detenemos en este punto. En los cuerpos dentro de los cuales proyectamos nuestra conciencia también proyectamos curación.

Es obvio que existe una energía que interviene en la proyección mental, una energía dirigida por las intenciones de nuestra mente. Si cambiamos estas intenciones de una recopi­lación de información a una curación, modificaremos lo que la energía va a llevar al cabo.
¿De qué manera vinculamos nuestras intenciones con esta energía de tal forma que realice lo que nosotros deseamos? La intención por sí misma, en su forma pura, se parece a la voluntad. Como dije en el capítulo que trata sobre el control de los hábitos, la voluntad aislada no tiene mucha utilidad. Así como primero detectamos anormalidades por medio de la visualización, después visualizamos las condiciones que desea­mos establecer libres de las anormalidades. Esta es la curación psíquica. Es tan sencillo como eso.
Para la mayor parte de las curaciones que usted llevará al cabo no será necesario que domine la técnica de rehabilitación. Se puede convertir en un curador igualmente eficaz sen­cillamente por medio del uso de su pantalla mental, como lo hace en los casos de resolución de problemas! De hecho, fe! se encuentra en las etapas iniciales de meditación y visualización, aún así puede lograr algunos resultados efectivos.
Muchas de las posibilidades que ofrece la vida están en una balanza delicada. Un ligero empujoncito y usted puede hacer que esta balanza se incline en su favor. En ocasiones, desde luego, la balanza ya está inclinada y se requiere de un psíquico más diestro (cosa que usted podría llegar a ser para lograr que se cambie a su favor). Si espera hasta que sea tan eficaz en el uso de Control Mental como le gustaría ser antes de em­pezar a realizar curaciones psíquicas, estará desperdiciando oportunidades inapreciables de ayuda a quien la necesita.
Yo empecé mi labor de curación mucho antes de haber desarrollado Control Mental, y de hecho mucho antes de tener una metodología organizada para la curación. Puse a prueba un método tras otro, con resultados variables. Lo importante es que no esperé, y tuvo lugar un número significativo de cura­ciones ... las suficientes, de hecho, para que yo adquiriera un cierto renombre como curador en mi área de la frontera con México. Muchos pensaban que yo poseía dones especiales o poderes poco comunes; pero sencillamente había leído y ex­perimentado hasta que aprendí a usar lo que aprendí.

Una de mis primeras curaciones demuestra cuan diferentes eran entonces mis métodos. En 1959 oí hablar del sacerdote de una parroquia cercana a Laredo que había padecido durante quince años de una dolorosa hinchazón en las rodillas. Con frecuencia tenía que guardar cama. El dolor y el tener que guardar cama no eran lo único que preocupaba al sacerdote; estaba imposibilitado para hincarse en los momentos en los que así lo exigía la celebración de la misa. El arzobispo le había otorgado una dispensa; pero no había dispensa alguna que pudiera liberar al pobre hombre de la preocupación de que no estaba cumpliendo con un ritual sagrado.
Fui a visitarlo.
—Creo que le puedo ayudar —le dije—. No soy doctor, pero a lo largo de los últimos doce años he estado trabajando
en el área de la parapsicología y hemos obtenido resultados muy semejantes a los de la curación por la fe, con la que usted está familiarizado.
Tan pronto como mencioné las palabras "resultados muy semejantes a los de la curación por la fe", el sacerdote se em­pezó a preocupar más por mí que por él mismo. ¿Parapsico­logía?
—Nunca he oído hablar de semejante ciencia. Confío en que no se estará metiendo en algo que nuestra Santa Iglesia des­aprobaría.
Le expliqué lo mejor que me fue posible, algunos de los principios de la parapsicología que yo había aprendido, y la manera como se pueden activar las curaciones. Nada de lo que dije parecía concordar con la teología de este hombre. Me pro­metió investigar más a fondo y tal vez llamarme en poco tiem­po. La mirada de compasión que había en su rostro y el matiz de incredulidad de su voz me quitaron toda esperanza de que volviera yo a saber de él. Yo sabía, sin embargo, que él oraría para que se me protegiera de peligros tan graves en su mente que empequeñecían incluso sus propios problemas.
Pero sí volví a tener noticias del sacerdote un mes más tarde y una vez más me encontré sentado al lado de su lecho.

—José, como usted sabe, el Señor nos conduce por caminos extraños. Unos cuantos días después de su visita recibí una circular que contenía la reseña de un libro escrito por uno de los hermanos de nuestra orden. Encontré un capítulo com­pleto dedicado a esta parapsicología de la que hablábamos el otro día. Ahora la comprendo un poco mejor y estoy dispuesto a permitir que ponga a prueba su labor conmigo.
Me senté con él durante más de una hora y hablé acerca de mis lecturas y de parte del trabajo que había llevado a cabo. Mientras más tiempo permanecía con él, más me agradaba aquel hombre. Finalmente se cansó y llegó el momento de que yo partiera.
—Bueno, está bien —dijo—, ¿cuándo empezaremos el tra­tamiento?
—Padre, el tratamiento ya ha empezado.
—Pero no comprendo.
—Esto es algo mental, padre, y mientras nosotros hablába­mos yo llevé al cabo la labor inicial.
Efectué el resto del trabajo en casa aquella noche. A la mañana siguiente el sacerdote me llamó por teléfono y con sor­presa y alegría en la voz me informó que había tenido lugar un enorme alivio en el transcurso de la noche.
Tres días después de mi visita él podía caminar e hincarse, y nunca más ha vuelto a padecer molestias en sus rodillas. ¿Un milagro? No, un fenómeno puramente natural. Aquí tiene la forma en la que lo logré.
A lo largo de la plática de más de una hora, ambos nos en­contramos alerta y relajados dos condiciones útiles para la cu­ración. Los temas sobre los cuales hablamos aumentaron su confianza en la parapsicología. En el trabajo psíquico la con­fianza es tan importante como lo es la fe en la religión. Entre tanto yo empecé a visualizarlo mejor de su salud y aprendí a apreciarlo cada vez más, cosa que resulta igualmente importan­te. El amor es una fuerza tremenda; yo quería que también estuviera de nuestra parte.
Llevé al cabo una cosa más como preparación para lo que haría posteriormente, aquella noche. Para ayudarme a visuali­zarlo más tarde, estudié detenidamente mientras hablábamos al sacerdote: su rostro, la impresión que me produjo su apretón de manos, sus distintas expresiones y ademanes característicos, el sonido de su voz, la sensación total de estar en su presencia. Esta fue la "labor inicial".

Varias horas más tarde, cuando el sacerdote estaba dormido y yo estaba de regreso en casa, llevé al cabo el resto del tra­bajo. Lo que hice era totalmente diferente de lo que hago en la actualidad. Había descubierto que las energías psíquicas se transfieren con mayor eficacia cuando está de por medio la supervivencia como lo mencioné en el capítulo anterior. En lugar de ponerme a nivel, como lo haría hoy día, aguanté la respiración mientras imaginaba que el sacerdote gozaba de perfecta salud. Transcurrieron largos minutos, hasta que mi cuerpo clamó por respirar. A pesar de ello me aferré a mi ima­gen del sacerdote perfectamente sano. Entre tanto mi cerebro, en una especie de alarido psíquico, gritó y la energía del alarido transportó la imagen cuidadosamente guardada de perfecta salud, exactamente hasta el sitio al que se suponía que debería llegar.
Finalmente respiré, convencido de que la labor estaba ter­minada, y así fue. El método que imparto y que utilizo hoy día es mucho más sencillo para el operador, y es igualmente efectivo. Simplemente aprenda usted a usar su pantalla mental en forma vívida y con confianza. Permítame que le proporcione un bosquejo del procedimiento, paso a paso.
1. Resulta de utilidad, aunque no es necesario, que usted conozca la condición de la persona a la que está a punto de curar. Puede indagar esto en forma psíquica u objetiva; no tiene importancia.
2.Póngase a nivel meditativo y proyecte a esta persona den­tro de su pantalla mental tal y como está, con el padecimiento que la está aquejando. Coloque otra imagen sobre la pantalla, hacia la izquierda, en la que se esté haciendo algo para corre­gir el problema. (Si no conoce a la persona y todavía no está preparado para la práctica de rehabilitación, trate de enterarse con anticipación de su apariencia física para que la visualización sea tan precisa como sea posible).
3 Ahora proyecte sobre la pantalla, todavía más hacia la izquierda, una imagen vivida de la persona perfectamente gana, llena de energía y optimismo. En un estado de meditación profunda usted se encuentra agudamente receptivo a lo que se dice a sí mismo. Este momento en particular resulta crucial para adquirir la convicción de que la imagen feliz que ahora tiene de la persona real... no que se está volviendo real, ni que será real, sino que es real. La razón que explica esto es que en este nivel meditativo, en Alfa y Theta, su mente está aso­ciada con las causas; en Beta se relaciona más con los resultados. Al visualizar con convicción a nivel Alfa y a nivel Theta usted está causando. Lo que aparentemente está haciendo al tiempo de sustituir "es" por "será" no tiene importancia. El tiem­po es algo distinto cuando se está a este nivel. Visualice los re­sultados que desea como si ya se hubieran alcanzado!»
Entre las leyes del universo parece existir una especie de ley cósmica que garantiza que todos nosotros, no importa cuan ilustres o cuan inferiores seamos, cuan brillantes o cuan torpes seamos, podemos tomar parte en el advenimiento de sucesos legítimos por medio de la firmeza de nuestro deseo, nuestra creencia y nuestra expectativa. Esto se dijo con anterioridad, y en una forma más adecuada, hace casi 2 000 años, según nos dice San Marcos en el Nuevo Testamento: "... todo cuan­to pidáis en la oración, creed que ya lo habéis recibido y lo obtendréis”.
Mientras usted visualiza que esta persona goza de perfecta salud llegará un instante, un instante muy agradable, en el que sentirá que ha hecho lo suficiente! Es agradable porque se trata de una sensación de realización. Cuente del uno al cin­co para salir a Beta, "sintiéndose completamente despierto y mejor que antes".

Mientras más practique esta técnica, mayor será el número de coincidencias hermosas que tendrá lugar y más firme será su convicción, lo que a su vez producirá coincidencias aún más hermosas?.Tan pronto como aprenda a utilizar su pantalla mental podrá empezar a activar esta reacción en cadena.
Si bien es posible que las técnicas de la curación por la fe y la curación psíquica sean diferentes, creo que sus princi­pios (y sus resultados) son los mismos. Los rituales de la cura­ción por la fe difieren de una cultura a otra, pero tienen el mismo efecto doble: inducir un nivel mental más profundo y fortalecer la creencia y la expectativa.
Un gran número de curadores emplea métodos que los de­jan exhaustos. Su energía se consume y en ocasiones pierden peso en una sola sesión. Esto no es necesario. De hecho, los métodos de Control Mental tienen el efecto contrario. Una vez que tenemos esa sensación de realización, experimentarnos una exaltación; no se trata de algo sutil, sino de una sensación bastante intensa, v en efecto nos despertamos "sintiéndonos mejor que antes". Hemos descubierto que el curar a otros re­sulto benéfico para el curador.
Un gran número de curadores tiene la creencia de que no están capacitados para curarse a sí mismos. Algunos sienten que incluso si lo intentan perderán sus "poderes". Nosotros he­mos comprobado que esto es falso, una y otra vez) Muchos también creen que tienen que estar en la presencia de la per­sona que están curando para la "imposición de manos". Para aquellos de nosotros que no somos médicos con licencia o fun­cionarios de iglesias reconocidas, esto es ilegal. Lo que es más importante, en términos de leyes más liberales; no es necesario. La curación cuando la persona está ausente da resultado.
Al analizar esto en las clases de Control Mental, con fre­cuencia citamos el caso del sirviente del Centurión, a quien Cristo curó a distancia. Cristo no vio al sirviente, solo al Cen­turión quien le informó acerca del problema. "Y en aquella hora se curó el criado".
Un pequeño comentario: observe que de acuerdo con nues­tras tradiciones, cuando pedimos un deseo, ya sea con el huesito de la pechuga del pollo, o cuando vemos una estrella fugaz, o cuando apagamos las velas de nuestro pastel de cum­pleaños, se nos previene que no revelemos nuestro deseo. Esta reserva es probablemente algo más que un simple juego de niños; creo que hay algo de sabiduría detrás de ella. El man­tener nuestro deseo, o para ser más precisos, nuestra visualización de una curación, en secreto, parece constituir un medio para evitar que se disipe su energía, e incluso también para incrementar esta energía. Por esta razón, yo y muchos de nues­tros conferencistas aconsejamos a los estudiantes que guarden para sí mismos su labor de curación. Cuando Cristo dijo des­pués de una de sus curaciones: "Cuida de que no se lo digas a nadie", Él no estaba pidiendo que se le encubriera: Sus ra­zones eran más profundas.

15. ALGUNAS ESPECULACIONES

Los capítulos 3 al 15, que usted acaba de leer, fueron dise­ñados, al igual que el curso de Control Mental, para ayudarlo a usar más de su mente de maneras especiales, para resolver la clase de problemas que acosan a toda vida humana. Lo que us­ted ha leído se deriva de mis más de treinta años de estudio y experimentación. Como podrá ver, he mantenido mi trabajo en un nivel por demás práctico, tal vez porque nací muy pobre y la vida me planteó problemas prácticos desde el principio.
Sin embargo, en el camino me pareció lo más natural es­pecular acerca de los muchos descubrimientos que me asombra­ban. Corno he sido influenciado por una gran cantidad de lec­turas, por asociados cultos, y quizá más que nada por la muy rica tradición del cristianismo, es poca la originalidad que me puedo adjudicar por estos pensamientos.
Una de las cosas que me sorprendió fue que nada de lo que descubrí que era realmente viable estaba en pugna con mis convicciones religiosas. A lo largo de trágicos siglos ha existido una relación embarazosa entre ciencia y religión. Yo jamás he experimentado esto personalmente. Lo que me sor­prendió todavía más es que mis descubrimientos no entraban en conflicto con ninguna otra religión ni, de hecho, con nin­gún concepto establecido en el mundo. Entre nuestros graduados entusiastas encontramos ateos, protestantes de todas las denominaciones, católicos, judíos, musulmanes, budistas e hindúes, junto con hombres de ciencia y eruditos de una amplia gama de disciplinas.

¿Significa esto que no existen valores inherentes en Control Mental? ¿Acaso las técnicas que yo elaboré, no son ni buenas ni malas, como las tablas de multiplicar? Dije que este capítulo versaría sobre especulaciones, pero en este punto tengo algunas convicciones firmes, mismas que creo apoyar con lógica. Permí­tame que las exprese como una especie de catecismo:
1. ¿Tiene leyes el universo? Desde luego... la ciencia las está descubriendo.
2. ¿Podemos infringir estas leyes? No. Podemos saltar de un edificio y morir, o lesionarnos, pero las leyes no se que­brantan; somos nosotros los que nos hacemos daño.
3. ¿Puede el universo pensar en sí mismo? Sabemos que por lo menos una parte de él lo puede hacer: nosotros mismos. ¿No resulta razonable llegar a la conclusión de que el todo puede hacerlo?
4. ¿Es el universo indiferente ante nosotros? ¿Cómo podría serlo? Somos parte de él y reacciona ante nosotros.
5. ¿Somos nosotros fundamentalmente buenos o malos? Cuando estamos en contacto estrecho con nosotros mismos, en la meditación, no somos capaces de hacer daño, y sí podemos proporcionar grandes beneficios.
De no ser por mis experimentos que comprueban el núme­ro 5, yo y mi punto de vista de la realidad seríamos completa­mente diferentes.
La mejor definición de la realidad que jamás escuché es que se trata de un sueño que todos compartimos. Tan solo con­tamos con los más leves indicios de lo que en verdad es. Lo que percibimos, la manera en la que vemos las cosas, se ajusta en gran parte a nuestra propia conveniencia. Las cosas vistas a distancia no son más pequeñas en la realidad, y las cosas sólidas no son verdaderamente sólidas.
Todo es energía. La diferencia entre un color y un sonido, entre un rayo cósmico y una imagen televisada, es la frecuen­cia, o lo que la energía está haciendo y la rapidez con la que lo está haciendo. La materia también es energía, según descu­brimos por medio de la fórmula E = MC2; es energía que lleva al cabo algo diferente, que se encuentra en otro estado. Un punto interesante en relación con la energía, en un mundo de opuestos en el que tenemos arriba y abajo, negro y blanco, rápido y lento, es el de que no existe opuesto alguno para la energía. Esto se debe a que no hay nada que no sea energía, incluyéndolo a usted y a mí, y a todo aquello que pensamos. El acto de pensar consume y genera energía, o, para ser más precisos, convierte energía.

Usted puede darse cuenta ahora de la razón por la que encuentro una diferencia mínima entre un pensamiento y una cosa.
¿Pueden los pensamientos ejercer influencia sobre las co­sas? Desde luego; la energía lo puede hacer.
¿Pueden los pensamientos ejercer influencia sobre los acon­tecimientos? Por supuesto; la energía lo puede hacer.
¿El tiempo es energía? Únicamente cuento con especulacio­nes por demás tentativas en este respecto, en virtud de que el tiempo nos presenta un gran número de facetas distintas. Si lo vemos de una forma creemos verlo con claridad, y si des­pués lo consideramos de otra manera nos parece completamen­te distinto.
Para atarnos las agujetas de los zapatos o para atravesar la calle, es mejor pensar que el tiempo corre en línea recta desde el pasado, cruzando por el presente rumbo al futuro. Es preciso que pensemos de esta manera con objeto de salir con bien de la diaria tarea de vivir, de la misma manera que todavía pensa­mos convenientemente que el Sol sale y se mete, como si la anti­gua astronomía de Copérnico nunca hubiera comprobado lo contrario. Desde esta perspectiva podemos recordar el pasado, experimentar el presente y ver con incertidumbre, si acaso, hacia el futuro.
Esto no sucede desde otra perspectiva. En Alfa y Theta podemos ver en el futuro y en el pasado. Los acontecimientos que sobrevendrán si proyectan sus sombras antes de producirse, y nosotros nos podemos entrenar para verlas. Esta habilidad se conoce con la palabra, respetable hoy día, "precognición". Era menos respetable cuando yo gané en la lotería mexicana.
Si en los niveles Alfa y Theta se puede ver el futuro desde ahora, este debe de enviar por delante alguna clase de energía, con la que podemos sintonizarnos y para que el tiempo emita cualquier clase de energía a cualquier punto, es preciso que sea una energía en sí mismo.
Yo descubrí algo bastante extraño en relación con la manera de la que percibimos el tiempo hace muchos años, cuando rea­lizaba experimentos en el campo de la hipnosis.
Cuando llevé a dos de mis hijos en regresiones de edad —pro­yectándolos hacia atrás en el tiempo— si el cambio de escenario de presente a pasado se iniciaba demasiado rápido, se bamboleaban hacia su derecha (estando el sujeto de cara hacia el Sur) al igual que cuando nos movemos bruscamente hacia el Oriente en un camión, nos bamboleamos hacia la derecha (al Poniente).

Los niños sentían que al proyectarlos hacia atrás en el tiem­po viajaban hacia la derecha (Poniente). Cuando yo los progre­saba hacia al futuro lo contrario sucedía; se tambaleaban hacia la izquierda (Oriente). Muchos de mis experimentos (posteriores) con diversos sujetos confirmaron esto.
Más tarde, cuando abandoné la hipnosis en favor de la me­ditación controlada, quise encontrar la manera de desplazarme hacia adelante y hacia atrás en el tiempo en forma subjetiva. Yo miraba hacia el Este porque las disciplinas orientales espe­cifican la recomendación de mirar en esa dirección y el Este me parecía una dirección tan buena como cualquier otra. Después me pregunté si podría desplazarme con mayor libertad en el tiempo colocando el futuro a mi izquierda y al pasado a mi derecha, tomando un indicio de mis experimentos en el campo de la hipnosis.
En este planeta el Sol trae al nuevo día desde el Oriente y se lo lleva hacia el Poniente. Si yo miraba hacia el Sur duran­te mis sesiones de meditación, el Oriente estaría a mi izquierda y el Poniente hacia mi derecha, y de esta manera yo estaría orientado en armonía con el flujo planetario del tiempo.
No sé si realmente descubrí o no descubrí la dirección en la que fluye el tiempo; lo que sí sé es que una vez que empecé a mirar hacia el Sur me sentí mejor orientado en el tiempo y pude desplazarme con mayor facilidad en él.
Ahora vamos a hablar sobre cosas más importantes. He mencionado varias veces a la Inteligencia Suprema en los últi­mos capítulos. ¿Es esta alguna manera evasiva que uso para referirme a Dios? Francamente no puedo comprobar lo que estoy a punto de decir; tengo que hablar según lo que me dicta la fe. Mi respuesta es no; (al hablar de la Inteligencia Su­prema no estoy hablando de Dios. Uso mayúsculas para las palabras porque siento un gran respeto hacia ella, pero para mí no se trata de Dios.
Parece ser que el universo hace lo que hace con una efi­ciencia notable, sin el menor desperdicio. Cuando pongo un pie delante del otro, no puedo creer que una de las preocupa­ciones de Dios consista en encargarse de que no me tropiece, y para el caso, tampoco es una de las preocupaciones de la Inteligencia Suprema; es cosa mía. Fui programado genética­mente para aprender a caminar; esa fue obra de Dios. Ahora que he aprendido, los pasos a seguir me corresponden a mí.

No obstante, hay pasos en la vida que no son rutinarios, y es posible que necesite información que no está a mi dispo­sición mediante los cinco sentidos, para tomar una decisión. Para esto recurro a la Inteligencia Suprema. En ocasiones nece­sito un consejo de importancia trascendental. Para esto recurro a Dios. Digo una oración.
Veo varios niveles de inteligencia como un continuo que va de la materia inanimada a la vegetal y a la animal, des­pués va al ser humano y a la Inteligencia Suprema, y por últi­mo a Dios. Creo que he encontrado científicamente medios de comunicación con cada nivel, desde el inanimado hasta la In­teligencia Suprema. He realizado experimentos bajo condicio­nes controladas, los he comprobado por medio de la repetición, y cualquier persona que siga las instrucciones que aparecen en este libro o que tome el curso de Control Mental los puede reproducir. A esto es a lo que me refiero cuando digo "cientí­fico". Una gran parte de lo demás es especulación y fe; pero esto no lo es.
Presentaré una más de mis especulaciones: en la perspectiva de nuestra larga historia, nosotros los humanos hemos termi­nado recientemente una etapa evolutiva. Esta consistió en el desarrollo de nuestro cerebro. Esto ya quedó concluido; conta­mos con todas las células cerebrales que vamos a tener. La si­guiente etapa ya está en progreso: el desarrollo de nuestra men­te. Dentro de poco tiempo las que ahora se consideran habili­dades psíquicas especiales serán lugar común para todos nos­otros, como lo son en la actualidad para los graduados de Control Mental y para aquellos lectores que sigan los pasos que he bosquejado en este libro.
Al leer estas especulaciones usted puede darse cuenta de que tengo un determinado punto de vista respecto del mundo y de lo que constituye la verdad y la realidad. Ahora resulta justo que usted pregunte:
—¿Los graduados de Control Mental emergen de sus expe­riencias con puntos de vista similares a estos?
No, lejos de esto. Permítame que le proporcione un ejem­plo.
Entre aquellos que siguen más de cerca las prácticas de Control Mental, un número sorprendente de ellos se vuelven vegetarianos. Harry McKnight, quien trabaja estrechamente conmigo, lo hizo recientemente. A mí me gusta disfrutar de un buen filete.